LA ALBERCA: Corría el año 1959, enero, cuando llegué con mi familia...

Corría el año 1959, enero, cuando llegué con mi familia a La Alberca, procedente del antiguo protectorado español de Marruecos. Yo tenía por aquel entonces 14 años y medio. En julio de ese año cumpliría 15. Nos hospedamos durante un par de días en – ¿cómo lo podría llamar?– una especie de colmado, que andando el tiempo, muchos años después, se llamaría LA MESEGUERA, convirtiéndose en un espléndido bar-restaurante. Pero en aquellos años era un una especie de bar-pensión, frecuentado por gente del pueblo y, sobre todo, por huertanos. Recuerdo de ese bar lo que Murcia llaman MICHIRONES, riquísimos. Después de esos dos o tres días, mis padres y mis dos hermanos menores —4 y 3 años–– fueron a hospedarse en casa del matrimonio Mateo Sánchez y Sánchez (que tenían un hijo, Eduardo, y una hija, Pili), que también había venido desde el Protectorado semanas antes y ya estaban instalados en una casa, con una alberca y un árbol, ubicada en lo alto del pueblo, calle principal hacia arriba. Esa calle principal estaba aún sin asfaltar, era de tierra y cuando llovía se convertía en un lodazal. Quien lea este mensaje y tenga menos de cuarenta años no creerá cómo era La Alberca en aquellos años. Ni se lo puede imaginar. Mi hermano mayor, de 15 años y medio, y yo íbamos a dormir a casa de una señora cuya casa, creo recordar, era una especie de chalecito a la derecha de la carretera general, recién se sale del pueblo hacía el Charco. Creo que esa casa estaba casi enfrente del cine y de la iglesia. Cine que ha desaparecido, según he comprobado en mis recientes viajes a La Alberca. Junto al cine, por detrás, se encontraba, por aquel entonces, la huerta. Ya también ha desaparecido. Los amigos que hice en aquel pueblo me iniciaron en internarme en los bancales de habas, y uno de ellos siempre llevaba un pedazo de bacalao y, sentados en medio del bancal, nos atracábamos de habas y de bacalao. Justo, subiendo la calle principal, a la derecha, casi enfrente de La Meseguera, vivía un policía nacional de nombre PEDRO, cuya casa tenia hacia el interior un tramo de escalera un tanto empinado. La esposa de este Pedro era familia de la esposa de Mateo Sánchez. Recuerdo que el policía nacional Pedro tenía una bicicleta, con la que se desplazaba, y la aparcaba en la misma puerta de la casa. He de decir que con esa bicicleta aprendí a montar yo a hurtadillas del dueño. ¡Qué tiempos! Pronto nos encontraron una casa en el Verdolay, al lado de la carretera que subía desde el Charco, justo antes de la curva a la derecha, y recuerdo que enfrente, a la izquierda de esa carretera, había una tienda regentada por una chica adolescente en aquellos años, y en cuya puerta se instalaba un carnicero que venía, en una moto, ciertos días de no sé dónde, y allí cortaba sus piezas en un mostrador (una mitad de un tronco de árbol, cortado a lo largo), y las colgaba en unos ganchos, y, al final del día, cerraba todo y allí lo dejaba, solo se llevaba la carne. Justo enfrente de la curva, hacia la derecha, estaba una casa, aún sigue allí, con los descendientes de sus habitantes primigenios. Por cierto, tenían un perro de color marrón de pelo duro, pequeño, ladrador y en ocasiones agresivo, de nombre CUTO. Creo que el señor de esa casa era chófer del autobús de La Alberca. Mi casa del Verdolay tenía enfrente de la puerta de entrada la Valla que bordeaba la llamada Estación Sericícola, la de los gusanos de seda. ¿Alguien se acuerda de la citada Estación Sericícola? ¿O de todo lo que cuento en este mensaje? Por encima de mi casa en el Verdolay se podía ver el Santuario de la Virgen de la Fuensanta. Más de una vez subí allí. En fin, poco más recuerdo de aquella Alberca. Mi hermano mayor y yo íbamos a la capital, Murcia, al colegio San Antonio, ya desaparecido, justo detrás de la Plaza de Sta. Isabel, en la cuesta de la Magdalena y junto al cine de verano Imperial. Todo eso ya ha desaparecido. Suelo hacer cada cierto tiempo viajes a Murcia (y a la Alberca y al Verdolay) y, así, alimentar mi nostalgia. Un saludo a todos los que leyeren este mensaje, veteranos o jóvenes. Si alguien quiere responder a este mensaje puede hacerlo a través de esta página PUEBLOS de España. Lo dicho, un saludo de Lorenzo.