GUADALUPE: Este es el que decía que está en política para forrarse...

Este es el que decía que está en política para forrarse y así de bien lo hace, y mientras sus fans aclamándole. Señores del partido pancartero (pp), ya os vale después de todo lo siguiente:

Regalos para la familia

El uso del presupuesto para atenciones protocolarias del Ministerio de Trabajo con Zaplana presenta singularidades: el listado de personalidades a las que con dinero público se envió regalos navideños incluye a su familia (sus hermanas Luisa y Carmen, su madre Rosario y su cuñada Rosa Barceló). Fuentes próximas a Zaplana aseguran que puede tratarse de un error, ya que "Zaplana jamás cargó un gasto personal al presupuesto".
Sus gastos ministeriales, sin embargo, presentan contradicciones. Igual pasaba facturas, sin mayor detalle, de una comida tras su toma de posesión por 1.440 euros en el restaurante madrileño Horcher, o en el club Siglo XXI por 600 euros, que presentaba una exhaustiva relación de justificantes para que le devolvieran el dinero que había donado en mesas petitorias por causas benéficas (Cruz Roja, lucha contra el cáncer, etcétera). Pormenorizaba el fin de la cuestación, la ubicación de la mesa, quién la presidía (su esposa, la del ex ministro de Agricultura, la del ex alcalde, una infanta real, etcétera), y el monto que había entregado de su bolsillo y pedía recuperar (de 60 a 120 euros, máximo correspondiente a la mesa de su esposa).
Igualmente, durante 2003 y 2004 pasó decenas de facturas de gastos de la cesta de la compra -al margen de los catering que contrató por 22.000 euros para sus comidas oficiales- con destino al pabellón ministerial por más 5.000 euros.
Cada ticket de compra -siempre de importe casero y abonado en tiendas cercanas al ministerio y a su domicilio- registraba hasta el menor detalle: chicles Trident, 0, 55 euros; Danissimo, 1, 89; galletas Kely, 1, 43; apio, 1, 30; cuajada oveja, 4, 50; helados Haagen-Daaz, 5, 35; bocata seis cereales, 1, 32; champiñón, 1, 86; ketchup, 1, 15; lentejas, 1, 29; membrillo, 1, 24; pasta Buitoni, 1, 77...
Las fuentes próximas a Zaplana aseguran que dichos gastos estaban destinados a cenas de trabajo. Desde diciembre de 2002, Zaplana poseía un piso en Castellana, la misma calle del Ministerio de Trabajo.
Que os parece, comiendo de todos nosostros. Una verguenza para todos, y más para los que le seguis votando.


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