CON LAS ROSAS LES COMPARO
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LIBERTAD
La tarde fue florida
por excelencia
para un deseo
ambicioso y cultural.
Llevar un espectáculo
poético, musical
sin conocer la situación
al interior de un penal.
Que hermosa era la tarde
que tuvimos que dejar
para introducirnos entre rejas
y recitar y cantar.
Nos esperaba una gente
que sus culpas están penando
y nosotros queríamos alegrarles
nuestras canciones, cantando.
Al presentarnos, les dije;
Que habíamos venido con toda ilusión
y si llenábamos una hora en sus vidas
nos embargaría la emoción.
La tarde fue de aplausos y de entrega,
Por dos horas, se nos olvido aquello de la prisión.
¡Y es que eran tan jóvenes,
era tanta su atención!
y no hubo fallo alguno
y eso que alguna vez
nos saltamos el reglamento
y las manos estrechamos.
Las despedidas son tristes,
A ellos, los llamaban por “ módulos “
y nosotros pensativos y curiosos
nos fuimos quedando solos.
Nuestras canciones, quizás
de recuerdos les llenaron
de otra época pasada.
¡Y que bueno es recordarlo!
Yo les estoy recordando,
aquella tarde al marchar,
que nos decían ¡Volver pronto!
-No nos dejéis de olvidar -
Abandonamos “ Soto del Real “
con más pena que alegría,
y al cruzar de nuevo el patio,
vi que muchas rosas había.
Y yo a las rosas comparé,
en mi delirio poético,
con aquellas personas tan jóvenes
que terminaba de conocer.
Las rosas habían crecido entre rejas,
y las personas de dentro
se deshojaban como flores,
quizá, por la insensatez de un momento.
¡Las había de todos los colores!
Lo mismito que los presos en su color,
rosas blancas, rosas rojas,
rosas rosa y amarillas con olor.
Al salir, y el aire libre respirar,
me seguía acordando de esa gente,
que estarían tarareando nuestras canciones,
Y seguro, pensado en esa palabra… LIBERTAD.
****************************** ****************************** *******
Manuel de Viegu
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LIBERTAD
La tarde fue florida
por excelencia
para un deseo
ambicioso y cultural.
Llevar un espectáculo
poético, musical
sin conocer la situación
al interior de un penal.
Que hermosa era la tarde
que tuvimos que dejar
para introducirnos entre rejas
y recitar y cantar.
Nos esperaba una gente
que sus culpas están penando
y nosotros queríamos alegrarles
nuestras canciones, cantando.
Al presentarnos, les dije;
Que habíamos venido con toda ilusión
y si llenábamos una hora en sus vidas
nos embargaría la emoción.
La tarde fue de aplausos y de entrega,
Por dos horas, se nos olvido aquello de la prisión.
¡Y es que eran tan jóvenes,
era tanta su atención!
y no hubo fallo alguno
y eso que alguna vez
nos saltamos el reglamento
y las manos estrechamos.
Las despedidas son tristes,
A ellos, los llamaban por “ módulos “
y nosotros pensativos y curiosos
nos fuimos quedando solos.
Nuestras canciones, quizás
de recuerdos les llenaron
de otra época pasada.
¡Y que bueno es recordarlo!
Yo les estoy recordando,
aquella tarde al marchar,
que nos decían ¡Volver pronto!
-No nos dejéis de olvidar -
Abandonamos “ Soto del Real “
con más pena que alegría,
y al cruzar de nuevo el patio,
vi que muchas rosas había.
Y yo a las rosas comparé,
en mi delirio poético,
con aquellas personas tan jóvenes
que terminaba de conocer.
Las rosas habían crecido entre rejas,
y las personas de dentro
se deshojaban como flores,
quizá, por la insensatez de un momento.
¡Las había de todos los colores!
Lo mismito que los presos en su color,
rosas blancas, rosas rojas,
rosas rosa y amarillas con olor.
Al salir, y el aire libre respirar,
me seguía acordando de esa gente,
que estarían tarareando nuestras canciones,
Y seguro, pensado en esa palabra… LIBERTAD.
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Manuel de Viegu
