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MADRID: Verás, me explico, hace ya muchos años, allá por el...

Atención, Conde, préstale atención a las fotos. Te las quieren borrar.
A mi ya me las borraron todas en Almendral (badajoz). He repuesto unas cuantas pero algunas las he perdido por falta de previsión.
Salud.

Verás, me explico, hace ya muchos años, allá por el sesenta y ocho del veinte pasado, en Madrid, estábamos una panda de muchachos frisando entre los veinte y los veintitantos; en un aula, cuando un cura no regular, mas bien guerrero, nos dio una estampita a cada uno y nos pidió que leyéramos unos versos que estaban escritos en el reverso. La estampa era de una virgen, de una virgen blanca con el pelo largo y moreno como el azabache, hermosos rasgos femeninos y unos labios sensuales. Parecida en casi todo a la que tú, Conde, has colgado y que te agradezco mucho que me dediques, pero yo no sé o no puedo hacer una crítica ni buena ni mala porque como ya te he dicho, no estoy dotado. No obstante, remirándola, me he acordado de aquél episodio y del pasmo que nos entró a casi todos cuando leímos los versos, porque, estábamos acostumbrados a soportar sobre nuestras frágiles espaldas todos los rayos y centellas procedentes del infierno con que nos amenazaban los curas regulares por cualquier nimiedad.

No recuerdo bien los versos, pero decían algo así como:

Toro torito fiero,
tu pelo, torito fiero tus ojos
y el toro torito fiero
más fiero,
torito fiero, tu cuerpo.

No es así, además era y supongo que sigue siendo mucho más largo el texto completo, pero el caso es, que a partir de aquella letra a todas luces profana, el monje guerrero desarrolló el tema que llevaba preparado para la ocasión. Y nos habló del amor, divino y humano, de la maldad y sus triquiñuelas y en fin..., nos exhortó a que nos comportásemos como cristianos y no como fariseos hipócritas.

Dices, que la imagen de la foto está en una iglesia de la ciudad de la abulense Teresa. No lo sé porque aunque he estado en ella, no he tenido la oportunidad o puede que las ganas, de verlas por dentro, cosa de la que me arrepiento, pues la mayoría están plenas de obras de arte, además de historia, de nuestra historia, nos guste o disguste.

Veo, que como siempre, las ramas no nos dejan ver el bosque y que entramos en disquisiciones superfluas que enmascaran el quid de la cuestión, y ese, al parecer no es la caso ni tu intención.
Gracias.
Salud.