Alfombra hecha en el segundo tercio del siglo XVIII en el taller de Antonio Gómez de los Ríos (activo 1729-1765).
Tejido de seda bordado al matriz con hilos de seda, hilos entorchados de plata sobredorada e hilos de plata en su color.
Esta alfombra, magnífica desde el punto de vista técnico y artístico, es una de las piezas más originales del pontifical bordado para la Capilla del Palacio Real Nuevo de Madrid. Como el resto de piezas que lo componían, el fondo está cuajado con los emblemas del rey Fernando: castillos, leones y lises de la Casa de Borbón, así como los gules portugueses (rojo heráldico) de la Casa de Braganza, por su esposa, la reina Bñarbara, nacida en Lisboa. Completando la decoración, Gómez de los Ríos bordó elementos eucarísticos -vides- y adornos naturales de gusto barroco. En el centro, un tono nimbrado con el rey David, ancestro de Cristo, cantando los salmos. Para terminar, en los ángulos, bajo coronas reales, como símbolo del poder universal de la Monarquía Española, en claro oscuro azul, la personificación por medio de figuras femeninas de los cuatro continentes entonces conocidos: África, América, Asia y Europa.
Tejido de seda bordado al matriz con hilos de seda, hilos entorchados de plata sobredorada e hilos de plata en su color.
Esta alfombra, magnífica desde el punto de vista técnico y artístico, es una de las piezas más originales del pontifical bordado para la Capilla del Palacio Real Nuevo de Madrid. Como el resto de piezas que lo componían, el fondo está cuajado con los emblemas del rey Fernando: castillos, leones y lises de la Casa de Borbón, así como los gules portugueses (rojo heráldico) de la Casa de Braganza, por su esposa, la reina Bñarbara, nacida en Lisboa. Completando la decoración, Gómez de los Ríos bordó elementos eucarísticos -vides- y adornos naturales de gusto barroco. En el centro, un tono nimbrado con el rey David, ancestro de Cristo, cantando los salmos. Para terminar, en los ángulos, bajo coronas reales, como símbolo del poder universal de la Monarquía Española, en claro oscuro azul, la personificación por medio de figuras femeninas de los cuatro continentes entonces conocidos: África, América, Asia y Europa.