AQUEL CAMINO ERA MALO
Aquel joven no escuchaba las palabras de sus padres, que le hablaban de razones y no quería escucharlos, Día a día le explicaban que aquel camino era malo, más su soberbia le daba un disgusto que era claro. Marchaba todos los días por un camino muy malo, y en la droga se metía con su malestar diario. Iba pidiendo dinero, otras veces engañando, quiso en la prostitución su economía arreglarlo, termino robando a gente con jeringuilla en la mano, y poco a poco se metía en ese mundo de fango. La soledad de su vida era su vivir diario, la gente que le entendía era un mundo de calvario. Sus padres siempre mirando por cambiarle su diario, intentaron ingresarle para así poder curarlo, era imposible esa marcha, su mundo solo calvario, la droga de la heroína mata pronto y sin avisarlo. Una noche de tormenta murió el joven sin pensarlo, tirado en una cuneta con poco más de veinte años. Era el Madrid sin fronteras, era un mundo nada claro, que se llevaron a jovenes con su futuro dañado, Ya no vale pedir droga, el caballo fue matando, los ojos sobresaltados y hundidos entre sus parpados. Lo que llamaban el mono, poco a poco fue llegando, y los momentos más locos la heroína fue dejando, abstinencia sin dinero, a solas las fue pasando, la muerte tiene su enredo si de drogas vas tirando. Los padres lloran al muerto, que momento más amargo, su hijo no quiso nunca escucharlos. Solo pensaba en meterse veneno como un mal rayo, y buscar esa tendencia que jamás logro el amparo. Los jovenes de su calle conocieron esa vida que nunca paso de largo, y le vieron deteriorarse con sus hombros descargados, su mirada tan perdida y su cuerpo tan delgado. Quizá le vieron quedarse como joven descarriado, que nunca escuchó a sus padres y les tuvo de su lado, más la muerte le llegaba sin verse nunca encantado. Y su juventud quedaba en un drogata fichado, que termino en la cuneta no se yo de que poblado. G X Cantalapiedra.
Aquel joven no escuchaba las palabras de sus padres, que le hablaban de razones y no quería escucharlos, Día a día le explicaban que aquel camino era malo, más su soberbia le daba un disgusto que era claro. Marchaba todos los días por un camino muy malo, y en la droga se metía con su malestar diario. Iba pidiendo dinero, otras veces engañando, quiso en la prostitución su economía arreglarlo, termino robando a gente con jeringuilla en la mano, y poco a poco se metía en ese mundo de fango. La soledad de su vida era su vivir diario, la gente que le entendía era un mundo de calvario. Sus padres siempre mirando por cambiarle su diario, intentaron ingresarle para así poder curarlo, era imposible esa marcha, su mundo solo calvario, la droga de la heroína mata pronto y sin avisarlo. Una noche de tormenta murió el joven sin pensarlo, tirado en una cuneta con poco más de veinte años. Era el Madrid sin fronteras, era un mundo nada claro, que se llevaron a jovenes con su futuro dañado, Ya no vale pedir droga, el caballo fue matando, los ojos sobresaltados y hundidos entre sus parpados. Lo que llamaban el mono, poco a poco fue llegando, y los momentos más locos la heroína fue dejando, abstinencia sin dinero, a solas las fue pasando, la muerte tiene su enredo si de drogas vas tirando. Los padres lloran al muerto, que momento más amargo, su hijo no quiso nunca escucharlos. Solo pensaba en meterse veneno como un mal rayo, y buscar esa tendencia que jamás logro el amparo. Los jovenes de su calle conocieron esa vida que nunca paso de largo, y le vieron deteriorarse con sus hombros descargados, su mirada tan perdida y su cuerpo tan delgado. Quizá le vieron quedarse como joven descarriado, que nunca escuchó a sus padres y les tuvo de su lado, más la muerte le llegaba sin verse nunca encantado. Y su juventud quedaba en un drogata fichado, que termino en la cuneta no se yo de que poblado. G X Cantalapiedra.