Si esto lo sueño:
Me gustaron siempre las mujeres con paraguas rojo dudando si cruzar bajo la lluvia hasta el otro lado de la calle. Recuerdo a los hombres leñosos y enjutos de mi niñez, aquellos sujetos con el rostro apaleado por las mismas privaciones que sus perros, seres humanos que mejoraban de aspecto al morir.
Por las noches pegados con el cuerpo de sus mujeres hacían que relinchase el catre y ladrasen las atragantadas vías del placer y la saliva, mientras en sus bocas maullaba la respiración y en sus vientres se fruncía, la suave y oleosa parte del sexo.
En sus desplazamientos veraniegos daban una vuelta por la playa tostándose al sol sin tener en cuenta que los pagarían con las arrugas en el invierno y que la piel como los ordenadores tiene memoria.
Todo resultaba misterioso, entrañable y a la vez lejano, como era adolescente aquel paisaje inacabado, aquellas playas de arenas finas de nuestras vacaciones en Alicante en las que se depositaba la espuma, aquel cielo azul y aquellas montañas de Gredos, En las noches de verano desde la era, contaba la conjunción de estrellas que conformaban la Polar y el Camino de Santiago.
Hoy ya casi en el ocaso de mi vida no lo vivo lo sueño
Como entonces ¡! tan real ¡!
Buenos dias
Me gustaron siempre las mujeres con paraguas rojo dudando si cruzar bajo la lluvia hasta el otro lado de la calle. Recuerdo a los hombres leñosos y enjutos de mi niñez, aquellos sujetos con el rostro apaleado por las mismas privaciones que sus perros, seres humanos que mejoraban de aspecto al morir.
Por las noches pegados con el cuerpo de sus mujeres hacían que relinchase el catre y ladrasen las atragantadas vías del placer y la saliva, mientras en sus bocas maullaba la respiración y en sus vientres se fruncía, la suave y oleosa parte del sexo.
En sus desplazamientos veraniegos daban una vuelta por la playa tostándose al sol sin tener en cuenta que los pagarían con las arrugas en el invierno y que la piel como los ordenadores tiene memoria.
Todo resultaba misterioso, entrañable y a la vez lejano, como era adolescente aquel paisaje inacabado, aquellas playas de arenas finas de nuestras vacaciones en Alicante en las que se depositaba la espuma, aquel cielo azul y aquellas montañas de Gredos, En las noches de verano desde la era, contaba la conjunción de estrellas que conformaban la Polar y el Camino de Santiago.
Hoy ya casi en el ocaso de mi vida no lo vivo lo sueño
Como entonces ¡! tan real ¡!
Buenos dias