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MADRID: Que digo yo que ojalá, que esto de la gripe de los...

Que digo yo que ojalá, que esto de la gripe de los guarros, no acabe en matanza general.

Quieran los dioses etéreos y terráqueos que sea sólo una falsa alarma.

Digo terráqueos, porque me huelo que harán un gran negocio las farmacéuticas.

Qué lástima de puercos, de gallos y otros bichos comestibles por humanos si han de acabar, no en la mesa o embutidos, sino sacrificados y en la pira o en la hoya para ellos excavada, bien cubiertos con una gruesa capa de cal.

¿Qué fantástica conjunción de circunstancias habrán propiciado, que de ser por todos deseados, halláis pasado a ser innobles, sospechosos, y repudiados?

¿Será posible, que al final seas tú, noble y nutritivo animal, quien expíes las culpas de tus bípedos congéneres, esos seres ávidos de dineros que, con sus manejos torticeros, están sembrando de miasmas infecciosas las cosas de comer, beber y respirar?

¿Serán banqueros, gerifaltes engreídos y amorales o, simples mandados expertos en el manejo de bacterias quienes, por descuido o mala intención provocan el efecto dominó que se intuye cómo empieza, pero que acaba reduciendo a la población más rápido que lo hace la industria del motor?

Quizá, además de la ruina económica y social, también esparzan miedos, y hambrunas, sufrimientos y llantos, porque así luego, pueden salvar a la humanidad y hacer notar su inconmensurable bondad.

Quizá, quizás puede que sea, que lo que hay es un descontrol tan general, que ni siquiera controlan algo, aquellos que todo lo quieren controlar.

Salud.