MADRID: Desde mi rincon...

Desde mi rincon
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Relatos de Verano
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MI AMIGO EL DE LOS HUEVOS

Me contaba mi amigo el escritor; que esta disgustado
con el trabajo que tiene. Decía; a mi lo que me gustaría es
encontrar algo cultural, algo de oficina, de educación que es
para lo que estoy preparado, pero nada no encuentro ninguna cosa.

- Mi amigo trabaja en una "Granja avícola", pero no se
vayan a creer que es una como esas que salen en las películas
en plena naturaleza y los animales en libertad, no, no, mí amigo
trabaja en una fabrica de huevos, esta en plena autopista, y es
lo m ás parecido a otra que esta junta y es de muebles.

- Me cuenta que tiene más de ocho mil gallinas, y que los
que recogen los huevos trabajan en cadena, y que al denominar a
los empleados que estan especializados, les llaman de unas formas
muy raras, que hasta suena mal al oído...

Dice mí amigo, que es buen negocio (claro para el dueño)
pues da para tener varios empleados y una oficina bien montada.
El es uno de los privilegiados que esta en ella. Pero a mi amigo
el escritor le hubiese gustado, ya que tiene que trabajar con po-
llos y con huevos, que al menos que fuese en el campo, y poder
oírles cantar, o piar a los pollitos, el gallo al amanecer...

Dice; que aquello es como una cárcel de animales, que no
se escucha ni al personal que los cuida, como si aquello fuese un
penal para todos.

¡Huevos salen!, ¡Huevos van!, ante un silencio sepul-
cral. Su trabajo consiste en tomar los pedidos, y hay días que
tiene que aguantar unas monsergas que le ponen irritado, porque
mi amigo es muy serio para ese oficio.

Hay cada "frescachona", que amparada por el teléfono, va y
te dice con sorna, después de dar los buenos días -! Oye! ¿que
tal.. los tienes hoy?. Pero así con recochineo - como si fuese
"Cela" y claro, mi amigo se enfada mucho.

Las compañeras sonríen sin gracia, de una manera espe-
cial, y hasta alguna atrevida le llama con el denominativo de
"Gallo de Pelea", o le dice a las otras - Ya veréis que bien lo
vamos a pasar cuando venga el teléfono visual - se los va a ense-
ñar a todas - se entiende...

Pues y los chistes, y las cosas que cuentan por allí,
porque sin querer se los cuentan, y claro, dice: No va a ser uno
un grosero, además que el trabajo anda mal, ya veis... Cuatro
millones de parados - que me vas a decir -.

El otro día contaba la huevera del "Mercado de Mara-
villas", que es una flamenca de "rompe y rasga", y que siempre anda
con bromas.

Dice la señora ¬ Mira! Llego un señor muy serio, con
gafas oscuras, y me dice: Tiene usted huevos de gallina negra?,
y como me pilló descuidada, no le solté una fresca.

Le dije que no los conocía - ¨Y usted si? y me dice tan
serio, que si, y que si se los dejo escoger, porque tienen un
sabor especial, y cual no seria mí sorpresa, cuando vi que lo que
estaba haciendo el tío, era coger los mas gordos.

Así que para seguir con la broma - le dije: que dentro los
tenia mas gordos - pero que eran de pava - Pero el señor se las
sabía todas y añadió; que esos no, que tienen pintas.

Asustado esta mi amigo el escritor, el tan tímido,
tan culto, tan preparado para escalar cotas m ás altas.

Yo creo que el, incluso hubiese sido feliz en plena
naturaleza, aunque fuera con el mismo oficio - el poder ver las
gallinitas picoteando y escuchar el canto del gallo al amanecer.
Estoy convencido que hubiese sido feliz con su suerte.

Pero eso no, Manuel, aquello es peor que una cárcel,
aquello, no. Termino‚ éste relato con lo último que me ha con-
tado, y así os lo cuento como si fuese una película del año 50.

No se por que motivo; una gallina se había escapado
de la cárcel, y uno a otro en la oficina se lo fue comunicando,
y mi amigo decía: Yo contemplaba una escena inocente al ver ocho
o diez personas asomadas a las ventanas, viendo una gallina,
cuando allí había ocho mil, y que no veían nunca el sol -

Era algo natural que alguna vez se escapase una galli-
na del cautiverio, o los controles, pero eso allí no ocurría nun-
ca.

- Los dos reíamos ante aquella inocencia. Y añadimos
con guasa...

- Mira que tiene huevos - eso de la gallinita....

Manuel de Viego

Parece una charada pero es muy cierto
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MI AMIGO EL DE LOS HUEVOS

Me contaba mi amigo el escritor; que esta disgustado
con el trabajo que tiene. Decía; a mi lo que me gustaría es
encontrar algo cultural, algo de oficina, de educación que es
para lo que estoy preparado, pero nada no encuentro ninguna cosa.

- Mi amigo trabaja en una "Granja avícola", pero no se
vayan a creer que es una como esas que salen en las películas
en plena naturaleza y los animales en libertad, no, no, mí amigo
trabaja en una fabrica de huevos, esta en plena autopista, y es
lo m ás parecido a otra que esta junta y es de muebles.

- Me cuenta que tiene más de ocho mil gallinas, y que los
que recogen los huevos trabajan en cadena, y que al denominar a
los empleados que estan especializados, les llaman de unas formas
muy raras, que hasta suena mal al oído...

Dice mí amigo, que es buen negocio (claro para el dueño)
pues da para tener varios empleados y una oficina bien montada.
El es uno de los privilegiados que esta en ella. Pero a mi amigo
el escritor le hubiese gustado, ya que tiene que trabajar con po-
llos y con huevos, que al menos que fuese en el campo, y poder
oírles cantar, o piar a los pollitos, el gallo al amanecer...

Dice; que aquello es como una cárcel de animales, que no
se escucha ni al personal que los cuida, como si aquello fuese un
penal para todos.

¡Huevos salen!, ¡Huevos van!, ante un silencio sepul-
cral. Su trabajo consiste en tomar los pedidos, y hay días que
tiene que aguantar unas monsergas que le ponen irritado, porque
mi amigo es muy serio para ese oficio.

Hay cada "frescachona", que amparada por el teléfono, va y
te dice con sorna, después de dar los buenos días -! Oye! ¿que
tal.. los tienes hoy?. Pero así con recochineo - como si fuese
"Cela" y claro, mi amigo se enfada mucho.

Las compañeras sonríen sin gracia, de una manera espe-
cial, y hasta alguna atrevida le llama con el denominativo de
"Gallo de Pelea", o le dice a las otras - Ya veréis que bien lo
vamos a pasar cuando venga el teléfono visual - se los va a ense-
ñar a todas - se entiende...

Pues y los chistes, y las cosas que cuentan por allí,
porque sin querer se los cuentan, y claro, dice: No va a ser uno
un grosero, además que el trabajo anda mal, ya veis... Cuatro
millones de parados - que me vas a decir -.

El otro día contaba la huevera del "Mercado de Mara-
villas", que es una flamenca de "rompe y rasga", y que siempre anda
con bromas.

Dice la señora ¬ Mira! Llego un señor muy serio, con
gafas oscuras, y me dice: Tiene usted huevos de gallina negra?,
y como me pilló descuidada, no le solté una fresca.

Le dije que no los conocía - ¨Y usted si? y me dice tan
serio, que si, y que si se los dejo escoger, porque tienen un
sabor especial, y cual no seria mí sorpresa, cuando vi que lo que
estaba haciendo el tío, era coger los mas gordos.

Así que para seguir con la broma - le dije: que dentro los
tenia mas gordos - pero que eran de pava - Pero el señor se las
sabía todas y añadió; que esos no, que tienen pintas.

Asustado esta mi amigo el escritor, el tan tímido,
tan culto, tan preparado para escalar cotas m ás altas.

Yo creo que el, incluso hubiese sido feliz en plena
naturaleza, aunque fuera con el mismo oficio - el poder ver las
gallinitas picoteando y escuchar el canto del gallo al amanecer.
Estoy convencido que hubiese sido feliz con su suerte.

Pero eso no, Manuel, aquello es peor que una cárcel,
aquello, no. Termino‚ éste relato con lo último que me ha con-
tado, y así os lo cuento como si fuese una película del año 50.

No se por que motivo; una gallina se había escapado
de la cárcel, y uno a otro en la oficina se lo fue comunicando,
y mi amigo decía: Yo contemplaba una escena inocente al ver ocho
o diez personas asomadas a las ventanas, viendo una gallina,
cuando allí había ocho mil, y que no veían nunca el sol -

Era algo natural que alguna vez se escapase una galli-
na del cautiverio, o los controles, pero eso allí no ocurría nun-
ca.

- Los dos reíamos ante aquella inocencia. Y añadimos
con guasa...

- Mira que tiene huevos - eso de la gallinita....

Manuel de Viego

Parece una charada pero es muy cierto
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