MADRID: Desde mi rincon -- Relatos de Verano ...

Desde mi rincon -- Relatos de Verano
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A mis amigos FOREROS DE mADRID
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UNA NUEVA HISTORIA QUE CONTAR
Perdido en palacio*********************** ****************************** ****
Siempre pensé que Madrid sería otra cosa, bueno, y en realidad lo era. Lo que pasó es que cuando llegué a él era el mes de marzo y estaba lloviendo, y así Madrid ofrecía un aspecto muy triste.
Desde luego no se parecía en nada al que tenemos ahora.
Transcurría el año 1933, y tengo que decir que la capital tenía un aire muy provinciano. por mucho que lo quisieran ponderar las gentes de aquella época.
A la salida de la Estación del Norte se veían muy pocos coches motorizados, casi todos eran de caballo, cosa que me pareció mal, vamos me decepcionó bastante, pues ya en el tren se hablaba mucho de progreso.
Como os digo; Madrid, aun con mis pocos años, me pareció un pueblo más.
Nos llevaron andando, y aun cuando no estaba lejos, se me hicieron cien leguas, y más estando lloviendo y calzado de alpargatas.
Fuimos a parar a la calle Santiago, en una casa que vivía mi tía -abuela Teresa, y aunque nos debía querer, noté, que…que no le caíamos muy bien, y creo que era por que estaba muy vieja, y no aguantaba las travesuras de los chicos.
Enseguida me di cuenta que no era lo que yo había soñado mas allá de mis montañas y mis ríos
No había pasado ni una hora y la tía nos largó a la calle, diciendo, ir hasta la Plaza Mayor que está muy cerca y tiene soportales, donde no os podéis mojar.
La plaza me pareció estupenda, pero la veía triste, sucia y con muchos pobres y ciegos cantando y pidiendo.
La verdad es que Madrid no era nada bonito para un niño que había dejado sus campos tan verdes, sus ríos llenos de truchas, y sus robles y sus castaños.
En la casa por el día no se podía dormir, pues decía la tía que no iba estar todo el día haciendo las camas, por la noche tampoco, la casa era vieja y estaba llena de ratones..
¡Qué miedo pasé en aquella casa!
Decía mamá … las hay como gatos.
Por la tarde de aquel día de mi llegada a Madrid, el tiempo había mejorado, y la tía seguía con la idea de quitarnos de encima, y en esta ocasión nos mandó al Palacio Real
según ella también estaba cerca.
Os cuento: El Palacio Real era grandioso para la imaginación de un niño de cinco años.
Así y todo dije; que negras están las paredes.
Recuerdo que por aquel tiempo dejaban jugar en el patio interior, y allí emprendieron el primer partido mis hermanos, no sé si solos, o con otros chicos. El caso que yo que era el pequeño, me dejaron que trotara a mi antojo y debí de ir alejándome.
Desde luego, yo desde muy pequeño me han gustado los monumentos y todas las cosas de arte, y mirando, y mirando, me debí de meter en algún departamento de palacio, el cual contemplaba absorto, pues ya podéis comprender que en mi pueblo lo único que había visto era la iglesia, y oído tocar la gaita
¡Que bien tocaba la gaita Valeriano!
Fui recibido por el personal de palacio, que les debió sorprender semejante personaje.
Mis hermanos, al darse cuenta de mi desaparición, gritaron y llorarón, y al final se fueron para casa a decírselo a la familia.
Mientras yo, pasé por no se cuantos salones y departamentos.
Y os juro que estaba más asustado de lo que estaba viendo, que por haberme perdido.
Me dieron caramelos, y con mucha guasa decían de rato, en rato. ¡Guapo tu no llores!
Pero si yo no lloraba, si a mi lo que me pasaba, es que estaba admirado de ver tanta belleza, tantas alfombras, tantos cuadros y lámparas. ¡Qué gozada!
Era mucho para mí, que sólo había visto algún palacete, y eso fue desde la ventanilla del tren.
Todos los personajes que venían a verme, tenían las ropas de colores, parecían arrancados de aquel libro que decía mamá, y que creo se llamaba Las mil y una noches
Me preguntaron que quien me había traído, a lo que yo contesté, que habían sido mis hermanos. Y al escuchar mi acento del norte hubo alguna guasa.
" Este niño es de Andalucía si le doblamos el mapa. "
Con lo orgulloso que estaba yo de mis maizales, y las gaitas de mi tierra.
¡Por qué hay que ver que bien tocaba la gaita Valeriano!
¡Como me gustaba subirme en las piedras de la iglesia, y ver como se meneaban mis paisanos! Bueno, pero ahora no voy hablar más de eso
Os estaba contando que estaba perdido dentro del palacio, y esto ocurrió el primer día de mi llegada a Madrid, - Es muy fuerte, verdad -
Todos aquellos trajes de colores. ¿Qué querían decir …?
Porque los Reyes desde luego no eran.
A los Reyes los había visto yo en algún periódico de los pocos que llegaban al pueblo,
o que traía la tía Teresa cuando iba a las fiestas, y desde luego no eran así.
Más tarde unas señoritas me dijeron; ¡Tu sabrías decirnos por donde esta tu casa, y yo añadí, por allí. y señalé por donde sabía que había bajado.
No andamos cien metros. y allí venía toda la familia, los más pequeños llorando, y los mayores nerviosos
¿Por dónde te has metido? Decía tía Teresa …
Y yo con mi media lengua contesté, que me perdí en palacio.
Mamá, gritaba, ¡No vuelves a salir de casa 1
Tía Teresa, refunfuñaba - pues sólo faltaba eso

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mANUEL DE vIEGU