Poesía trovadoresca
Literatura española de la Edad Media. Lírica Medieval. Trovadores. Amor cortés
Literatura
Poesía trovadoresca
LA POESÍA TROVADORESCA
El amor cortés.
En la región del Mediodía francés, a finales del siglo XI, donde se produce este florecimiento cultural, nacerá, a consecuencia del mismo, un movimiento poético que influirá decisivamente en los países vecinos y que será indispensable para lo comprensión de toda la poesía posterior.
Se trata de una corriente fuertemente determinada por un concepto, el del amor cortés, que se utilizará como temática exclusiva de las composiciones y que convierte a esta poesía, la poesía trovadoresca, en el primer movimiento subjetivo y colectivo de Occidente tras la lírica romana.
Es por ello necesario, para la comprensión de la poesía trovadores o poesía cortés, definir primero qué es el amor cortés. Como su propio nombre indica, se desarrolla en la corte que es el modelo de comportamiento social de le época. El amor cortés trata de representar en el plano amoroso las relaciones de la corte, es decir, si el señor feudal es el que rige la corte y es el amo de sus vasallos, así la amada debe ser la señora y la dueña del amante que es el vasallo. ¿Por qué este paralelismo? Precisamente porque la corte es el modelo de comportamiento social de la Edad Media.
Pero además, es indispensable para el amor cortés, que la amada sea una mujer casada, por lo que el amor cortés se convierte en un amor adúltero. Ahora bien, si tenemos en cuenta que en la Edad Media el matrimonio no se contempla como la libre elección de dos personas que se aman, sino como un pacto social, el amor cortés pasa a ser el amor verdadero, el fruto auténtico del amor propiamente dicho.
El vasallaje amoroso supone la sumisión absoluta del poeta - amante a su señora, y ésta, pasa a ser un objeto de culto, casi una religión, lo que no es de extrañar si tenemos en cuenta que la sociedad medieval es una sociedad teocrática y lo que pretende el modelo social del feudalismo es reproducir el orden divino por el cual Dios es el “señor” y el señor feudal en la tierra es reflejo de Aquél.
Literatura española de la Edad Media. Lírica Medieval. Trovadores. Amor cortés
Literatura
Poesía trovadoresca
LA POESÍA TROVADORESCA
El amor cortés.
En la región del Mediodía francés, a finales del siglo XI, donde se produce este florecimiento cultural, nacerá, a consecuencia del mismo, un movimiento poético que influirá decisivamente en los países vecinos y que será indispensable para lo comprensión de toda la poesía posterior.
Se trata de una corriente fuertemente determinada por un concepto, el del amor cortés, que se utilizará como temática exclusiva de las composiciones y que convierte a esta poesía, la poesía trovadoresca, en el primer movimiento subjetivo y colectivo de Occidente tras la lírica romana.
Es por ello necesario, para la comprensión de la poesía trovadores o poesía cortés, definir primero qué es el amor cortés. Como su propio nombre indica, se desarrolla en la corte que es el modelo de comportamiento social de le época. El amor cortés trata de representar en el plano amoroso las relaciones de la corte, es decir, si el señor feudal es el que rige la corte y es el amo de sus vasallos, así la amada debe ser la señora y la dueña del amante que es el vasallo. ¿Por qué este paralelismo? Precisamente porque la corte es el modelo de comportamiento social de la Edad Media.
Pero además, es indispensable para el amor cortés, que la amada sea una mujer casada, por lo que el amor cortés se convierte en un amor adúltero. Ahora bien, si tenemos en cuenta que en la Edad Media el matrimonio no se contempla como la libre elección de dos personas que se aman, sino como un pacto social, el amor cortés pasa a ser el amor verdadero, el fruto auténtico del amor propiamente dicho.
El vasallaje amoroso supone la sumisión absoluta del poeta - amante a su señora, y ésta, pasa a ser un objeto de culto, casi una religión, lo que no es de extrañar si tenemos en cuenta que la sociedad medieval es una sociedad teocrática y lo que pretende el modelo social del feudalismo es reproducir el orden divino por el cual Dios es el “señor” y el señor feudal en la tierra es reflejo de Aquél.
A la posesión del vasallaje se llega por grados:
Fenhedor: aspirante tímido
Precador: suplicante
Entendedor: cortesano
Drut: amante
El drut, el último grado, conlleva un juramente de fidelidad que la amada o señora sella con un beso o un anillo y que lleva al trovador a guardar la máxima discreción, por lo que es lógico que florecieran los senhals o seudónimos.
Estos poetas o trovadores, estaban instruidos en las siete artes liberales de la latinidad, eran personajes cultos que produjeron sus obras en lengua vulgar con una técnica desarrollada y perfeccionada basada en la retórica y en la música.
Como ya hemos dicho, estos poetas reciben el nombre de trovadores. Reciben este nombre ya que son los que dominan el arte del trobar, el de la música y la versificación. Nunca debe confundirse el término juglar con el de trovador. El jugar es el personaje que recita o ejecuta una determinada composición acompañado de ciertos instrumentos musicales. El trovador gozaba de cierta consideración, podía llegar a instalarse en la corte, fuera cual fuera su origen, gracias a su cultura y a su exquisita educación. Esto, no impide que el trovador pudiera ejecutar sus propias obras, o que el juglar ascendiera a trovador.
Así, la poesía trovadoresca es productora de una ideología - la del amor cortés - que sólo desaparecerá en el momento en que se ponga en duda el modelo feudal del vasallaje, y cuando ya está tan expandida y cultiva, tan repetida, que se convierta en una “arte desnudo”.
En definitiva, al ser los autores de esta poesía personas cultas e instruidas, la poesía trovadoresca se fijará en una serie de reglas y arquetipos que la convertirán en, además de una forma de pensamiento, en una técnica artística que determinará la poesía posterior.
Géneros de la poesía trovadoresca.
Formas:
La cançó (canción) está compuesta por un número que oscila entre 5 o 7 coblas o estrofas con una o dos tornadas y cuyo número de versos en variable.
El sirventés es igual que la cançó, pero con matiz satírico, generalmente su temática es política, es la forma por la que el trovador expresa lo que piensa sobre la realidad que lo rodea.
La tensó es una disputa en forma de diálogo sobre temas variados, generalmente sobre el amor.
La pastorela es un debate entre el caballero y la pastora, supone una idealización bucólica de la amada, siempre bajo pseudónimo.
La romansa también es de forma dialogada, es la narración de una aventura.
El alba, tal vez de origen popular, cuenta el dolor por la separación de los amantes al llegar la mañana.
La danza es también de temática amorosa, e incluye estribillo.
Pero hay muchísimas otras: comjat (despedida), escondig (protesta de inocencia), descort (desacuerdo), la balada, la estampida, canciones destinadas al acompañamiento de la danza.
Desde los comienzos de esta lírica, ya se vislumbras dos corrientes: el trobar clus (que significa “versificar cerrado”), un trobar oscuro, sutil, difícil; y el trobar leu (“versificación sencilla”) un trobar claro y sencillo.
Fenhedor: aspirante tímido
Precador: suplicante
Entendedor: cortesano
Drut: amante
El drut, el último grado, conlleva un juramente de fidelidad que la amada o señora sella con un beso o un anillo y que lleva al trovador a guardar la máxima discreción, por lo que es lógico que florecieran los senhals o seudónimos.
Estos poetas o trovadores, estaban instruidos en las siete artes liberales de la latinidad, eran personajes cultos que produjeron sus obras en lengua vulgar con una técnica desarrollada y perfeccionada basada en la retórica y en la música.
Como ya hemos dicho, estos poetas reciben el nombre de trovadores. Reciben este nombre ya que son los que dominan el arte del trobar, el de la música y la versificación. Nunca debe confundirse el término juglar con el de trovador. El jugar es el personaje que recita o ejecuta una determinada composición acompañado de ciertos instrumentos musicales. El trovador gozaba de cierta consideración, podía llegar a instalarse en la corte, fuera cual fuera su origen, gracias a su cultura y a su exquisita educación. Esto, no impide que el trovador pudiera ejecutar sus propias obras, o que el juglar ascendiera a trovador.
Así, la poesía trovadoresca es productora de una ideología - la del amor cortés - que sólo desaparecerá en el momento en que se ponga en duda el modelo feudal del vasallaje, y cuando ya está tan expandida y cultiva, tan repetida, que se convierta en una “arte desnudo”.
En definitiva, al ser los autores de esta poesía personas cultas e instruidas, la poesía trovadoresca se fijará en una serie de reglas y arquetipos que la convertirán en, además de una forma de pensamiento, en una técnica artística que determinará la poesía posterior.
Géneros de la poesía trovadoresca.
Formas:
La cançó (canción) está compuesta por un número que oscila entre 5 o 7 coblas o estrofas con una o dos tornadas y cuyo número de versos en variable.
El sirventés es igual que la cançó, pero con matiz satírico, generalmente su temática es política, es la forma por la que el trovador expresa lo que piensa sobre la realidad que lo rodea.
La tensó es una disputa en forma de diálogo sobre temas variados, generalmente sobre el amor.
La pastorela es un debate entre el caballero y la pastora, supone una idealización bucólica de la amada, siempre bajo pseudónimo.
La romansa también es de forma dialogada, es la narración de una aventura.
El alba, tal vez de origen popular, cuenta el dolor por la separación de los amantes al llegar la mañana.
La danza es también de temática amorosa, e incluye estribillo.
Pero hay muchísimas otras: comjat (despedida), escondig (protesta de inocencia), descort (desacuerdo), la balada, la estampida, canciones destinadas al acompañamiento de la danza.
Desde los comienzos de esta lírica, ya se vislumbras dos corrientes: el trobar clus (que significa “versificar cerrado”), un trobar oscuro, sutil, difícil; y el trobar leu (“versificación sencilla”) un trobar claro y sencillo.
El trobar clus se impondría en la región del norte, el trobar leu en el sur, de forma que cuanto más se dirigía uno hacia el sur en el Mediodía francés, la poesía se iba haciendo más sencilla y clara.
El gran desarrollo que alcanzó el trobar clus, podría explicarse por el deseo de novedad de los poetas, que conllevaba una mayor aceptación en los círculos cortesanos que protegían a los compositores.
El principal representante del trobar clus fue Arnaut Daniel cuyos postulado poéticos fueron muy seguidos, aunque dejados por algunos en busca de una mayor sencillez y naturalidad. Así, por ejemplo, Giraut de Borneil dirá con respecto al trobar clus: “ podría componer mi canto con palabras cubiertas (bel saupra plus cubert far); pero un canto no tiene mérito perfecto si no es entendido por todo el mundo. Poco me importa que me critiquen. La verdad es que me doy por dichoso cuando oigo que las muchachas cantan mi canción yendo a la fuente”.
Para muchos trovadores, la poesía debía ser esencialmente comunicación, el poeta era la persona capaz de transmitir un mensaje, sin mucho ornato y sin caer en la vulgaridad.
Poéticas trovadorescas.
Las reglas de la poética provenzal se recogieron en una serie de tratados que vienen a constituir una de las primeras producciones teórico - literarias de la lengua romance, indispensables, no sólo para la comprensión de ciertas figuras literarias, sino también para la de la producción poética erótica y amorosa.
Destacan (no todas son francesas, algunas pertenecen a otras regiones):
Razós de Trobar de Raimón Vidal de Besalú.
Reglas de Trobar de Jofre de Foixá.
Doctrina de cort de Terramagnino de Pisa
Leys d'amors de Guillem Moliner
LOS TROVADORES
Los primeros trovadores.
El primer gran poema provenzal es, sin duda, el Boecis - paráfrasis de De consolatione de Boccacio escrito hacia 950 - que supone el documento más antiguo y escrito literariamente en lengua d'oc. Prescindiendo de él, podemos decir que el primer gran autor de poesía cortés es el conde Poitiers.
Guillermo de Poitiers: fue el noveno conde de Poitiers y también duque de Aquitania, que nació en 1071 y murió en 1127. Perteneció a una ilustre estirpe amiga de la cultura, especialmente de las letras. Poitiers es el trovador sensual, alegre y licencioso que se expresa francamente, con toda franqueza. Sin embargo, lo que más impresiona de la obra del conde de Poitiers es su elaboración, es decir, la conciencia que encierra de “arte”. Poitiers eleva la lengua romance al grado de lengua literaria gracias a la cuidada elaboración poética en un momento de la historia en el que la lengua de las manifestaciones culturales era el latín. Poitiers, compositor y versificador, se vanagloria de su poética: “Mis versos están todos medidos por igual y me evanezco del aire que he adoptado, pues bueno y excelente”. A él se le debe la primera gran obra de poesía cortesana sobre la temática del amor cortés hacia una dama de inferior rango social a la que, de todas formas, reconoció como su “señora”.
Marcabrú: La sociedad medieval, refinada, pronto comenzó a identificarse con una sociedad despreocupada y relajada y fue la poesía trovadoresca la que nació como identificación de esto. Marcabrú producirá su obra en contra de este principio de la alta sociedad medieval. Posiblemente, Marcabrú conociera la obra de Poitiers, y muy probablemente fuera el discípulo de un trovador del que pocas noticias nos han llegado, pero del que conocemos su nombre: Cercamón (vagabundo). Marcabrú es uno de los primeros cultivadores del trovar clus. Es cierto que su temática no es la del amor cortés, y que guardaba una cierta misoginia, de hecho, para Marcabrú la mujer es la fuente principal del mal y la instigadora del adulterio cortesano tan generalizado.
Las composiciones de Marcabrú son las de un hombre que se ve obligado de denunciar las actitudes inmorales de su época y enlaza en estas denuncias el moralismo y la crítica sociopolítica. Prefiere la complicación conceptual a la formal, prefiere la idea a la retórica, su lenguaje es popular, incluso podría decirse que el lenguaje utilizado por Marcabrú se opone al cortesano, algunas veces llega a ser vulgar y grosero. En su obra aparecen multitud de imágenes y símbolos.
Desarrollo de la poesía trovadoresca
Poco a poco, y pese a las actitudes de autores como Marcabrú, lo cierto es que la poesía trovadoresca se irá convirtiendo en una idealización - sobre todo en lo que se refiere al amor cortés - más que en una realidad objetiva.
Jaufré Rudel: trovador del siglo XII, señor de Balye, el cual ha sido objeto de la elaboración de una leyenda en torno a su persona, según la cual se enamoró de la condesa de Trípoli, nunca conocida personalmente por el trovador, sólo conocida a través de noticias indirectas. Cuenta la leyenda que decidió marchar para luchar en las Cruzadas y que en la travesía enfermó y fue desembarcado en Trípoli donde la condesa corrió a socorrerlo, y entonces Rudel murió en los brazos de su amada secreta.
Lo único claro de toda esta historia es que Rudel fue el primer gran poeta del amor - en el sentido platónico - desde el desconocimiento y la lejanía, tema que luego recogerían autores como Heine, Browning, Carducci, etc. La leyenda tal vez se base en el hecho de que las composiciones de Rudel están obsesionantemente presididas por la presencia de la lejanía, incluso en lo formal, ya que la poesía se muestra transparente, delicada, como tratando de recoger lo intangible de lo real, ceñido en lo trovadoresco al amor.
El gran desarrollo que alcanzó el trobar clus, podría explicarse por el deseo de novedad de los poetas, que conllevaba una mayor aceptación en los círculos cortesanos que protegían a los compositores.
El principal representante del trobar clus fue Arnaut Daniel cuyos postulado poéticos fueron muy seguidos, aunque dejados por algunos en busca de una mayor sencillez y naturalidad. Así, por ejemplo, Giraut de Borneil dirá con respecto al trobar clus: “ podría componer mi canto con palabras cubiertas (bel saupra plus cubert far); pero un canto no tiene mérito perfecto si no es entendido por todo el mundo. Poco me importa que me critiquen. La verdad es que me doy por dichoso cuando oigo que las muchachas cantan mi canción yendo a la fuente”.
Para muchos trovadores, la poesía debía ser esencialmente comunicación, el poeta era la persona capaz de transmitir un mensaje, sin mucho ornato y sin caer en la vulgaridad.
Poéticas trovadorescas.
Las reglas de la poética provenzal se recogieron en una serie de tratados que vienen a constituir una de las primeras producciones teórico - literarias de la lengua romance, indispensables, no sólo para la comprensión de ciertas figuras literarias, sino también para la de la producción poética erótica y amorosa.
Destacan (no todas son francesas, algunas pertenecen a otras regiones):
Razós de Trobar de Raimón Vidal de Besalú.
Reglas de Trobar de Jofre de Foixá.
Doctrina de cort de Terramagnino de Pisa
Leys d'amors de Guillem Moliner
LOS TROVADORES
Los primeros trovadores.
El primer gran poema provenzal es, sin duda, el Boecis - paráfrasis de De consolatione de Boccacio escrito hacia 950 - que supone el documento más antiguo y escrito literariamente en lengua d'oc. Prescindiendo de él, podemos decir que el primer gran autor de poesía cortés es el conde Poitiers.
Guillermo de Poitiers: fue el noveno conde de Poitiers y también duque de Aquitania, que nació en 1071 y murió en 1127. Perteneció a una ilustre estirpe amiga de la cultura, especialmente de las letras. Poitiers es el trovador sensual, alegre y licencioso que se expresa francamente, con toda franqueza. Sin embargo, lo que más impresiona de la obra del conde de Poitiers es su elaboración, es decir, la conciencia que encierra de “arte”. Poitiers eleva la lengua romance al grado de lengua literaria gracias a la cuidada elaboración poética en un momento de la historia en el que la lengua de las manifestaciones culturales era el latín. Poitiers, compositor y versificador, se vanagloria de su poética: “Mis versos están todos medidos por igual y me evanezco del aire que he adoptado, pues bueno y excelente”. A él se le debe la primera gran obra de poesía cortesana sobre la temática del amor cortés hacia una dama de inferior rango social a la que, de todas formas, reconoció como su “señora”.
Marcabrú: La sociedad medieval, refinada, pronto comenzó a identificarse con una sociedad despreocupada y relajada y fue la poesía trovadoresca la que nació como identificación de esto. Marcabrú producirá su obra en contra de este principio de la alta sociedad medieval. Posiblemente, Marcabrú conociera la obra de Poitiers, y muy probablemente fuera el discípulo de un trovador del que pocas noticias nos han llegado, pero del que conocemos su nombre: Cercamón (vagabundo). Marcabrú es uno de los primeros cultivadores del trovar clus. Es cierto que su temática no es la del amor cortés, y que guardaba una cierta misoginia, de hecho, para Marcabrú la mujer es la fuente principal del mal y la instigadora del adulterio cortesano tan generalizado.
Las composiciones de Marcabrú son las de un hombre que se ve obligado de denunciar las actitudes inmorales de su época y enlaza en estas denuncias el moralismo y la crítica sociopolítica. Prefiere la complicación conceptual a la formal, prefiere la idea a la retórica, su lenguaje es popular, incluso podría decirse que el lenguaje utilizado por Marcabrú se opone al cortesano, algunas veces llega a ser vulgar y grosero. En su obra aparecen multitud de imágenes y símbolos.
Desarrollo de la poesía trovadoresca
Poco a poco, y pese a las actitudes de autores como Marcabrú, lo cierto es que la poesía trovadoresca se irá convirtiendo en una idealización - sobre todo en lo que se refiere al amor cortés - más que en una realidad objetiva.
Jaufré Rudel: trovador del siglo XII, señor de Balye, el cual ha sido objeto de la elaboración de una leyenda en torno a su persona, según la cual se enamoró de la condesa de Trípoli, nunca conocida personalmente por el trovador, sólo conocida a través de noticias indirectas. Cuenta la leyenda que decidió marchar para luchar en las Cruzadas y que en la travesía enfermó y fue desembarcado en Trípoli donde la condesa corrió a socorrerlo, y entonces Rudel murió en los brazos de su amada secreta.
Lo único claro de toda esta historia es que Rudel fue el primer gran poeta del amor - en el sentido platónico - desde el desconocimiento y la lejanía, tema que luego recogerían autores como Heine, Browning, Carducci, etc. La leyenda tal vez se base en el hecho de que las composiciones de Rudel están obsesionantemente presididas por la presencia de la lejanía, incluso en lo formal, ya que la poesía se muestra transparente, delicada, como tratando de recoger lo intangible de lo real, ceñido en lo trovadoresco al amor.
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