La función del cinturón.
- El cinturón romano tenía una función especial. Por un lado mantenía unidas todas las partes de la armadura. Sin el cinturón puesto, todo se caía.
- Es interesante que Pablo hable del “cinturón de la verdad”, porque si algo hace bien la verdad bíblica es el conectar todas las partes en la vida del creyente.
- Pero también el cinturón permitía que el soldado se moviera de una manera libre y no se enredara con su túnica.
- Pero además, el cinturón servía para enganchar la espada y en algunos casos también el escudo.
- No es extraño que Pablo comience hablando en primer lugar del cinturón. Recordemos que él casi siempre estaba preso y sujeto con cadenas a un soldado romano. Ninguno conoció tanto el cinturón del soldado como él.
3. Un combate inminente.
- Un cinturón ajustado representa la realidad de un combate. Cuando el soldado romano se abrochaba el cinturón sabía que estaba entrando en acción.
- Pablo da por un hecho el combate al que nos enfrentamos como creyentes.
- Es interesante observar que así como hay una jerarquía celestial para los más nobles propósitos, la hay también del mal para atacar al creyente y a la obra del Señor. Note usted las palabras que Pablo utiliza para hablarnos de ese combate: luchas, acechanzas, día malo, dardos de fuego del maligno. Todo esto nos habla de una guerra espiritual comandada por un diablo implacable.
- No podemos pensar que él pueda dar alguna tregua. Satanás nos combatirá hasta el último momento de su destrucción. Por cuanto él ha sido sentenciado al infierno, luchará hasta el final para no irse solo a ese lugar. El creyente es su blanco permanente.
II. EL COMBATE ES CONTRA EL ENGAÑO
1. El primer ataque sobre la verdad.
- La primera pieza de la armadura espiritual es para enfrentar la táctica que ha usado Satanás desde el principio: el engaño. La inteligencia de Satanás la ha concentrado en el engaño. La usó con notable éxito en el Edén y la sigue usando hasta nuestros días. La astuta serpiente antigua disfrazó sus mentiras, haciéndolas atractivas a los ojos de Eva y luego las susurró a sus oídos. ¿Cómo trabajó el diablo en aquel engaño? Note que lo primero que hizo fue cuestionar la bondad de Dios, y luego la verdad del mandamiento dado. Sin mucha vacilación dijo: “No morirás…”.
- Y luego, sin que la mujer tuviera argumentos más contundentes, acompañó la mentira dicha por una especie de verdad más atractiva. Y esto es lo que él siempre ha hecho, torcer la verdad de Dios para presentarnos algo que luce ser atractivo y atrayente. Cuantos hombres y mujeres viven atrapados en un sutil engaño.
2. Creyendo las mentiras.
- La humanidad no ha cambiado. Satanás sabe que el hombre tiene una tendencia natural a creer más en una mentira disfrazada que en una verdad revelada.
- La gente cree más a las mentiras publicitarias que la verdad de Jesús. La gente prefiere creerle a un libro que dice que Maria Magdalena fue la esposa de Jesús, de donde vino una descendencia que todavía se conserva, de acuerdo al libro “El Código Da Vinci”, que creer que Jesucristo fue un hombre sin pecado, por cuanto él mismo es Dios.
- Uno de los ardiles del diablo, utilizando el engaño como su más segura artimaña, es el moderno relativismo. Cuando los hombres descubrieron que no hay valores absolutos sino verdades relativas, encontraron la mejor manera para practicar aquello que por mucho tiempo les fue prohibido.
- Es así como la Nueva Era ha indicado que si para algunos algo es malo, necesariamente no tiene que ser así para otros. Hay muchos heridos en accidentes porque no se ponen el cinturón. El “cinturón de la verdad” representa la confianza para el creyente.
3. Hay que descifrar el engaño.
- Una vez que Satanás logró engañar a Eva y Adán, lo primero que hicieron fue ocultarse y transferir la culpa a otros. Fue así que Adán dijo: “La mujer que me diste por compañera…”. Cuando se le preguntó a Eva, ella dijo: “La serpiente me engañó, y comí”. Y no sabemos que pudo decir la serpiente, pero como quiera que haya sido se trató de justificar lo ocurrido buscando otro culpable. Este asunto sigue funcionando de la misma forma. Satanás sigue engañando a la humanidad, y el hombre en lugar de enfrentar su propia culpa está buscando sus propias razones sobre el por qué hace lo que hace.
- Frente a esto, nada será más desafiante para el creyente que el descifrar el engaño para que no nos destruya. “Sed sobrios y velad” es la recomendación.
III. LA VERDAD ES UN ARMA DISUASIVA
1. El cinturón de la verdad se expresa a través de la integridad. Nada convence más que la verdad. La mayoría de los comentaristas coinciden en señalar que la verdad a la que se refiere aquí el apóstol no es la verdad del evangelio o la palabra. Entonces, ¿a cuál verdad se refiere? Se refiere a la verdad de nuestra propia vida. Más aun, se refiere a la integridad que sostiene todo lo demás en nosotros.
- Lo que Pablo nos está diciendo es que cuando esgrimimos el arma de la integridad, estamos asestando un duro golpe a las intenciones del enemigo. Porque de nada sirve los demás si no hay integridad en lo que somos y hacemos.
- El cinturón de la integridad amarra el resto del equipaje con el que nos vestimos. Satanás no podrá contra un cristiano íntegro. El cinturón de la verdad protege al creyente de quedar desarmado.
2. Ceñidos con la verdad.
- Para el creyente, el cinturón con que se apresta para la guerra es el conocimiento que tenga sobre la verdad.
- Para mucha gente, la verdad no es una alta prioridad. Pero si el creyente no ama la verdad, terminará aceptando la mentira. Cuando Juan tuvo la visión de Cristo en la isla de Patmos, vio que tenía un cinto de oro sobre su cuerpo. El que fuera de oro representaba la pureza y la calidad. Aquel cinto sostenía la larga ropa blanca que llegaba hasta sus pies.
- Era un verdadero símbolo de su carácter. Él no solo vino a mostrarnos la verdad sino que él mismo fue la encarnación de la verdad.
- De esta manera tenemos que él no murió por la verdad, como algunos dicen. El murió por los pecados, siendo él la verdad de Dios.
3. Amar la verdad en lo íntimo.
David fue un hombre conforme al corazón de Dios. Sin embargo, él mismo sabía que su corazón en no pocas veces le falló. Fue seducido por el pecado y engañado por el adversario, y en un par de ocasiones cedió a las pretensiones externas.
Cuando su corazón le falló, tocante al caso de Betsabé, escribió su magistral obra de quebrantamiento. En uno de los reconocimientos que hizo a la santidad de Dios, comparada con la tendencia del corazón del hombre, dijo: “He aquí, tú amas la verdad en lo íntimo…” (Sal. 51:6).
CONCLUSIÓN: Si el “cinturón de la verdad” está ajustado a nuestra vida, no solo es un arma expuesta contra el adversario, sino que es el camino de las bendiciones; así lo expresó Salomón: “El hombre de verdad tendrá muchas bendiciones…” (Prov. 28:20)
- El cinturón romano tenía una función especial. Por un lado mantenía unidas todas las partes de la armadura. Sin el cinturón puesto, todo se caía.
- Es interesante que Pablo hable del “cinturón de la verdad”, porque si algo hace bien la verdad bíblica es el conectar todas las partes en la vida del creyente.
- Pero también el cinturón permitía que el soldado se moviera de una manera libre y no se enredara con su túnica.
- Pero además, el cinturón servía para enganchar la espada y en algunos casos también el escudo.
- No es extraño que Pablo comience hablando en primer lugar del cinturón. Recordemos que él casi siempre estaba preso y sujeto con cadenas a un soldado romano. Ninguno conoció tanto el cinturón del soldado como él.
3. Un combate inminente.
- Un cinturón ajustado representa la realidad de un combate. Cuando el soldado romano se abrochaba el cinturón sabía que estaba entrando en acción.
- Pablo da por un hecho el combate al que nos enfrentamos como creyentes.
- Es interesante observar que así como hay una jerarquía celestial para los más nobles propósitos, la hay también del mal para atacar al creyente y a la obra del Señor. Note usted las palabras que Pablo utiliza para hablarnos de ese combate: luchas, acechanzas, día malo, dardos de fuego del maligno. Todo esto nos habla de una guerra espiritual comandada por un diablo implacable.
- No podemos pensar que él pueda dar alguna tregua. Satanás nos combatirá hasta el último momento de su destrucción. Por cuanto él ha sido sentenciado al infierno, luchará hasta el final para no irse solo a ese lugar. El creyente es su blanco permanente.
II. EL COMBATE ES CONTRA EL ENGAÑO
1. El primer ataque sobre la verdad.
- La primera pieza de la armadura espiritual es para enfrentar la táctica que ha usado Satanás desde el principio: el engaño. La inteligencia de Satanás la ha concentrado en el engaño. La usó con notable éxito en el Edén y la sigue usando hasta nuestros días. La astuta serpiente antigua disfrazó sus mentiras, haciéndolas atractivas a los ojos de Eva y luego las susurró a sus oídos. ¿Cómo trabajó el diablo en aquel engaño? Note que lo primero que hizo fue cuestionar la bondad de Dios, y luego la verdad del mandamiento dado. Sin mucha vacilación dijo: “No morirás…”.
- Y luego, sin que la mujer tuviera argumentos más contundentes, acompañó la mentira dicha por una especie de verdad más atractiva. Y esto es lo que él siempre ha hecho, torcer la verdad de Dios para presentarnos algo que luce ser atractivo y atrayente. Cuantos hombres y mujeres viven atrapados en un sutil engaño.
2. Creyendo las mentiras.
- La humanidad no ha cambiado. Satanás sabe que el hombre tiene una tendencia natural a creer más en una mentira disfrazada que en una verdad revelada.
- La gente cree más a las mentiras publicitarias que la verdad de Jesús. La gente prefiere creerle a un libro que dice que Maria Magdalena fue la esposa de Jesús, de donde vino una descendencia que todavía se conserva, de acuerdo al libro “El Código Da Vinci”, que creer que Jesucristo fue un hombre sin pecado, por cuanto él mismo es Dios.
- Uno de los ardiles del diablo, utilizando el engaño como su más segura artimaña, es el moderno relativismo. Cuando los hombres descubrieron que no hay valores absolutos sino verdades relativas, encontraron la mejor manera para practicar aquello que por mucho tiempo les fue prohibido.
- Es así como la Nueva Era ha indicado que si para algunos algo es malo, necesariamente no tiene que ser así para otros. Hay muchos heridos en accidentes porque no se ponen el cinturón. El “cinturón de la verdad” representa la confianza para el creyente.
3. Hay que descifrar el engaño.
- Una vez que Satanás logró engañar a Eva y Adán, lo primero que hicieron fue ocultarse y transferir la culpa a otros. Fue así que Adán dijo: “La mujer que me diste por compañera…”. Cuando se le preguntó a Eva, ella dijo: “La serpiente me engañó, y comí”. Y no sabemos que pudo decir la serpiente, pero como quiera que haya sido se trató de justificar lo ocurrido buscando otro culpable. Este asunto sigue funcionando de la misma forma. Satanás sigue engañando a la humanidad, y el hombre en lugar de enfrentar su propia culpa está buscando sus propias razones sobre el por qué hace lo que hace.
- Frente a esto, nada será más desafiante para el creyente que el descifrar el engaño para que no nos destruya. “Sed sobrios y velad” es la recomendación.
III. LA VERDAD ES UN ARMA DISUASIVA
1. El cinturón de la verdad se expresa a través de la integridad. Nada convence más que la verdad. La mayoría de los comentaristas coinciden en señalar que la verdad a la que se refiere aquí el apóstol no es la verdad del evangelio o la palabra. Entonces, ¿a cuál verdad se refiere? Se refiere a la verdad de nuestra propia vida. Más aun, se refiere a la integridad que sostiene todo lo demás en nosotros.
- Lo que Pablo nos está diciendo es que cuando esgrimimos el arma de la integridad, estamos asestando un duro golpe a las intenciones del enemigo. Porque de nada sirve los demás si no hay integridad en lo que somos y hacemos.
- El cinturón de la integridad amarra el resto del equipaje con el que nos vestimos. Satanás no podrá contra un cristiano íntegro. El cinturón de la verdad protege al creyente de quedar desarmado.
2. Ceñidos con la verdad.
- Para el creyente, el cinturón con que se apresta para la guerra es el conocimiento que tenga sobre la verdad.
- Para mucha gente, la verdad no es una alta prioridad. Pero si el creyente no ama la verdad, terminará aceptando la mentira. Cuando Juan tuvo la visión de Cristo en la isla de Patmos, vio que tenía un cinto de oro sobre su cuerpo. El que fuera de oro representaba la pureza y la calidad. Aquel cinto sostenía la larga ropa blanca que llegaba hasta sus pies.
- Era un verdadero símbolo de su carácter. Él no solo vino a mostrarnos la verdad sino que él mismo fue la encarnación de la verdad.
- De esta manera tenemos que él no murió por la verdad, como algunos dicen. El murió por los pecados, siendo él la verdad de Dios.
3. Amar la verdad en lo íntimo.
David fue un hombre conforme al corazón de Dios. Sin embargo, él mismo sabía que su corazón en no pocas veces le falló. Fue seducido por el pecado y engañado por el adversario, y en un par de ocasiones cedió a las pretensiones externas.
Cuando su corazón le falló, tocante al caso de Betsabé, escribió su magistral obra de quebrantamiento. En uno de los reconocimientos que hizo a la santidad de Dios, comparada con la tendencia del corazón del hombre, dijo: “He aquí, tú amas la verdad en lo íntimo…” (Sal. 51:6).
CONCLUSIÓN: Si el “cinturón de la verdad” está ajustado a nuestra vida, no solo es un arma expuesta contra el adversario, sino que es el camino de las bendiciones; así lo expresó Salomón: “El hombre de verdad tendrá muchas bendiciones…” (Prov. 28:20)