Compramos energía a futuro

MADRID: TODO ESTA CAMBIANDO.-...

TODO ESTA CAMBIANDO.-

Es necesario tenerlo claro para comprender lo que está pasando, y para aceptar la mejor salida a la situación de crisis que estamos viviendo: nada volverá a ser como lo conocido hasta el verano de 2007, Se acabó vivir del crédito, y se acabó pensar que esa situación idílica iba a ser eterna. Y es necesario aceptar, que la situación de crisis que ahora azota al llamado mundo desarrollado, ha sido una crisis permanente desde hace décadas en decenas de países que conforman el mal llamado Tercer Mundo. De tal forma que conviene comenzar a tomar conciencia global de la situación para que la sacudida sea más llevadera. El ajuste va a ser duro, brutal, pero el grado de brutalidad depende directamente de lo que los ciudadanos estemos dispuestos a dejarnos quitar, y de lo que estemos dispuestos a exigir para que no sean los de siempre los que salgan ganando, incluso en tiempos de crisis. Cuanta menos resistencia planteemos la ciudadanía, más fácil les resultará a los mercados marcar sus reglas de juego. Teniendo en cuenta que somos los ciudadanos los que elegimos a nuestros representantes, que en lugar de velar por los intereses del pueblo, lo que hacen es arrodillarse ante el poder financiero, los especuladores y la banca. Los recortes sociales, la reforma laboral, y todo lo que esté por llegar, indica claramente que lo que se pretende es desmantelar el llamado Estado de Bienestar conocido hasta la fecha. Ese en el que todos considerábamos como «normal» que hubiera una sanidad pública, una educación pública, unas pensiones públicas, una ley de dependencia, unos servicios públicos, unas prestaciones sociales. Todo eso, ahora, se ha convertido en objetivo de los mercados, y van a intentar por todos los medios, que deje de ser «lo normal». Lo público se ha convertido en apetitoso bocado para el insaciable capitalismo. Si ante este panorama, la ciudadanía calla, estará otorgando legitimidad a los gobiernos para actuar según el dictado de los mercados. La ciudadanía debe llegar, y debe hacerlo para quedarse. Ha llegado el momento de «expulsar a los mercaderes del templo», de sacar de la escena a todos aquellos que despóticamente siguen señalando el camino de nuestra historia. Los ciudadanos tenemos que decir mucho en todo esto y debemos comenzar a hacerlo pronto, en la calle exigiendo en las urnas políticas acordes con nuestros problemas, y castigando con el voto a todos los que se han revelado como traidores.