¡Kienkiereñíiiiii! Que me voy p´lcampo...
Mocita, como veo que por ahora estás criando musgo sobre tu peana (gracias a los aguaceros que por intersección de San Pirilao Bailón y su ayudante Manué), los dioses han derramado sobre el pago donde estás asentada, y que tu presunto jardín francés está siendo repoblado con yerbas nuevas; consultado mi horóscopo y teniendo en cuenta que me he quedado sin enemigos y que a mis amigos los elijo yo en función de los hechos contrastados. Que me he levantado levantisco y con ganas de tirar de las greñas a tó lo que se menee; que Selene está en cuarto creciente y porque me da la gana, me he ido hasta Oriente Próximo y allí, he visto que un tal Augusto, de profesión Cesar, en connivencia con un nativo al que dicen Herodes, reyezuelo de oficio, tomaron hace ya un porrón de años la decisión de registrar en unas listas a las que dieron el nombre de Padrón, a todos los seres vivos con dos piernas y una cabeza que se movían por aquellas tierras y, en consecuencias; no se salvó ni el mismísimo Jesús, cuyos padres, putativos o naturales, tuvieron que ir de la Ceca a la Meca pasando por Jerusalén hasta llegar a Nazaret a lomos de un paciente pollino al objeto de cumplir el requisito, he decidido: que tanto el excelentísimo señor alcalde de Torrejón, como el no menos excelentísimo de Vic, el Ejido, o cualquier otro lugar poblado, sea rústico o urbanizado, estén regidos por bellas damas pizpiretas de rubios cabellos tintados, o rudos guerreros de ronca voz y expertos en las artes del enredo y la manipulación, están más equivocados que yo, duendín deforme y pérfido, pues, si no se le puede negar el pan al hambriento ni el agua al sediento, ¿cómo le vas a negar a una persona, cualquiera que sea el color de su pellejo o el Ser Superior en el que crean, su derecho a ser visibles, es decir, que tengan papeles que acrediten que son personas o no, es algo que es indiferente, pues guste o disguste, están ahí, en cuerpo y alma.
¡Vaya parrafada! Lamentablemente, ni siquiera yo mismo sé lo que quiere decir en profundidad, así, que lo dejo tal como está a ver si alguien con más conocimientos descifra el galimatías y, poquito a poco, me lo explica para que me entere mejor.
De decía, que hecho en falta a mis enemigos naturales, a mis bestias negras. También, a mis amadas musas blancas que siempre me protegieron y ayudaron contra las malignas fuerzas oscuras que, cada día con mayor fuerza tratan de hacerse de nuevo con el control de mentes, cuerpos y parcelas de poder.
Menos mal, que el negrito ese al que le han dado hace poco un Nobel, como Cesar que es, está intentando poner a todos los reyecitos de su Imperio y demás, en su sitio y, hablando claro aunque él sea oscuro, ha dicho ya que la pasta es de quien se la trabaja y que hay que devolvérsela a sus dueños, por lo que espero y deseo, que cunda el ejemplo y cuaje la idea. Eso sí, con permiso de la CEOE española y los banqueros y traficantes de vidas, ideas y haciendas. Cotos privados incluidos.
¡Hágase su voluntad!
Salud.
Mocita, como veo que por ahora estás criando musgo sobre tu peana (gracias a los aguaceros que por intersección de San Pirilao Bailón y su ayudante Manué), los dioses han derramado sobre el pago donde estás asentada, y que tu presunto jardín francés está siendo repoblado con yerbas nuevas; consultado mi horóscopo y teniendo en cuenta que me he quedado sin enemigos y que a mis amigos los elijo yo en función de los hechos contrastados. Que me he levantado levantisco y con ganas de tirar de las greñas a tó lo que se menee; que Selene está en cuarto creciente y porque me da la gana, me he ido hasta Oriente Próximo y allí, he visto que un tal Augusto, de profesión Cesar, en connivencia con un nativo al que dicen Herodes, reyezuelo de oficio, tomaron hace ya un porrón de años la decisión de registrar en unas listas a las que dieron el nombre de Padrón, a todos los seres vivos con dos piernas y una cabeza que se movían por aquellas tierras y, en consecuencias; no se salvó ni el mismísimo Jesús, cuyos padres, putativos o naturales, tuvieron que ir de la Ceca a la Meca pasando por Jerusalén hasta llegar a Nazaret a lomos de un paciente pollino al objeto de cumplir el requisito, he decidido: que tanto el excelentísimo señor alcalde de Torrejón, como el no menos excelentísimo de Vic, el Ejido, o cualquier otro lugar poblado, sea rústico o urbanizado, estén regidos por bellas damas pizpiretas de rubios cabellos tintados, o rudos guerreros de ronca voz y expertos en las artes del enredo y la manipulación, están más equivocados que yo, duendín deforme y pérfido, pues, si no se le puede negar el pan al hambriento ni el agua al sediento, ¿cómo le vas a negar a una persona, cualquiera que sea el color de su pellejo o el Ser Superior en el que crean, su derecho a ser visibles, es decir, que tengan papeles que acrediten que son personas o no, es algo que es indiferente, pues guste o disguste, están ahí, en cuerpo y alma.
¡Vaya parrafada! Lamentablemente, ni siquiera yo mismo sé lo que quiere decir en profundidad, así, que lo dejo tal como está a ver si alguien con más conocimientos descifra el galimatías y, poquito a poco, me lo explica para que me entere mejor.
De decía, que hecho en falta a mis enemigos naturales, a mis bestias negras. También, a mis amadas musas blancas que siempre me protegieron y ayudaron contra las malignas fuerzas oscuras que, cada día con mayor fuerza tratan de hacerse de nuevo con el control de mentes, cuerpos y parcelas de poder.
Menos mal, que el negrito ese al que le han dado hace poco un Nobel, como Cesar que es, está intentando poner a todos los reyecitos de su Imperio y demás, en su sitio y, hablando claro aunque él sea oscuro, ha dicho ya que la pasta es de quien se la trabaja y que hay que devolvérsela a sus dueños, por lo que espero y deseo, que cunda el ejemplo y cuaje la idea. Eso sí, con permiso de la CEOE española y los banqueros y traficantes de vidas, ideas y haciendas. Cotos privados incluidos.
¡Hágase su voluntad!
Salud.
