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Al parecer y según dicen los que entienden de estas cosas, un megaterremoto de al menos 8.5 grados en la escala de Richter y con el potencial de formar un tsunami tan letal como el que mató a 226.000 personas en 2004 se gesta junto a la isla indonesia de Sumatra. ¿Tendrán los dirigentes de los estados cercanos y lejanos la capacidad suficiente para adelantarse a los acontecimientos? Me temo que no, porque estamos todos entretenidos con la toma militar de Haití por los EEUU de América. Toma que por otra parte, y a mi poco entender, es la manera más eficaz para poder ayudar a tantas personas que, atónitas ante la tragedia, en estos momentos, tienen como única meta su propia supervivencia.
Europa y sus organismos, ensimismados en sí mismos y sus querellas intestinas, están demostrando no tener mucha capacidad de reacción ante casos como este, donde sólo la buena voluntad para prestar ayuda, no es suficiente, porque se necesita que todas las acciones encaminadas a paliar el desastre, se hagan al unísono, coordinadamente y que todos los que toman parte en ella, entiendan lo que se les está diciendo y cuál es su puesto en el dispositivo general, sin escatimar esfuerzos y sin que unos por aquí y otros por allá, haciendo cada uno la guerra por su cuenta, todo resulte esteril.
Leo también, que allá, la muerte y la destrucción, ha respetado a los más pudientes y sus pertenencias, a los que viven en las colinas un poco alejadas de la aglomeración de Puerto Principe, donde, como estamos viendo por la tele, sólo hay personas cuya piel es color negro o negroide.
Nosotros, todos, mileuristas y de los otros, seguimos viendo aquello como algo lejano, algo que a nosotros, no nos está pasando ni nos va a pasar, por eso quizás, muchos acallamos nuestras conciencias y damos algunos eurillos a la ONG u otras organizaciones, y eso, sin estar muy seguro que muchas de esas ayudas acabaran engordando las bolsas de negociantes sin escrúpulos. Luego seguimos con nuestras diatribas habituales y el yo, yo, yo, y el tú más.
Mientras, el mundo sigue su curso y a quien san Juan se la de, san Pedro se la bendiga. O ande yo caliente y que se ría la gente.
Salud.
Al parecer y según dicen los que entienden de estas cosas, un megaterremoto de al menos 8.5 grados en la escala de Richter y con el potencial de formar un tsunami tan letal como el que mató a 226.000 personas en 2004 se gesta junto a la isla indonesia de Sumatra. ¿Tendrán los dirigentes de los estados cercanos y lejanos la capacidad suficiente para adelantarse a los acontecimientos? Me temo que no, porque estamos todos entretenidos con la toma militar de Haití por los EEUU de América. Toma que por otra parte, y a mi poco entender, es la manera más eficaz para poder ayudar a tantas personas que, atónitas ante la tragedia, en estos momentos, tienen como única meta su propia supervivencia.
Europa y sus organismos, ensimismados en sí mismos y sus querellas intestinas, están demostrando no tener mucha capacidad de reacción ante casos como este, donde sólo la buena voluntad para prestar ayuda, no es suficiente, porque se necesita que todas las acciones encaminadas a paliar el desastre, se hagan al unísono, coordinadamente y que todos los que toman parte en ella, entiendan lo que se les está diciendo y cuál es su puesto en el dispositivo general, sin escatimar esfuerzos y sin que unos por aquí y otros por allá, haciendo cada uno la guerra por su cuenta, todo resulte esteril.
Leo también, que allá, la muerte y la destrucción, ha respetado a los más pudientes y sus pertenencias, a los que viven en las colinas un poco alejadas de la aglomeración de Puerto Principe, donde, como estamos viendo por la tele, sólo hay personas cuya piel es color negro o negroide.
Nosotros, todos, mileuristas y de los otros, seguimos viendo aquello como algo lejano, algo que a nosotros, no nos está pasando ni nos va a pasar, por eso quizás, muchos acallamos nuestras conciencias y damos algunos eurillos a la ONG u otras organizaciones, y eso, sin estar muy seguro que muchas de esas ayudas acabaran engordando las bolsas de negociantes sin escrúpulos. Luego seguimos con nuestras diatribas habituales y el yo, yo, yo, y el tú más.
Mientras, el mundo sigue su curso y a quien san Juan se la de, san Pedro se la bendiga. O ande yo caliente y que se ría la gente.
Salud.
