Muerte de Absalón, obra de GIAQUINTO, CORRADO. HACIA 1761
Este magnífico tapiz es una copia de una obra de Luca Giordano (1634-1705), realizada hacia 1695 para una de las
ermitas del complejo palaciego del Buen
Retiro de
Madrid. En dicha pintura, se representa una escena del Antiguo Testamento: la muerte de Absalón. Tercero de los hijos del rey David, se autoproclama rey ante la muerte de su hermano Amnón y la ausencia de su padre. Esto generó una serie de conflictos, que culminarán en una batalla, en la que el
joven morirá tras enredar sus cabellos en un
árbol, momento que recoge la pintura.
Este lienzo será copiado hacia mediados de 1761, bajo el reinado de Carlos III (1716-1788), pero como cartón de tapiz para realizar un paño, junto con otros de la mano del pintor napolitano de dicha
ermita, y decorar con ellos diversas estancias del
Palacio Real de Madrid, programa decorativo que arrancó en 1756, bajo el reinado de Fernando VI. La dirección de estas obras fue encargada a Corrado Giaquinto (1703-1766), que tuvo una serie de asistentes que realizaron estas copias, como José del
Castillo (1737-1793), reservándose el pintor italiano las cenefas que enmarcaban las escenas. Los cartones de tapices, una vez finalizado el proyecto, quedaron en la Real
Fábrica de Tapices de
Santa Bárbara, hasta que el cardenal Lorenzana, arzobispo de
Toledo por aquel entonces, pidió algunos de ellos para decorar diversos espacios de la
catedral primada de Toledo.
El tapiz es un fiel
reflejo de la pintura, llena de movimiento y
color. Formulada compositivamente en forma de aspa, la escena está cargada de fuerza narrativa y crueldad, al mostrar no solo a Absalón siendo abatido mientras está colgado de un árbol, sino también por la presencia a su alrededor de guerreros muertos y
caballos, mostrando con ello la crudeza de la guerra y sus consecuencias.