Realizada hacia 1685. Óleo sobre lienzo.
El suicidio de Lucrecia, tras ser violada por Sexto Tarquino, es uno de los episodios más representativos de la Roma antigua. Durante el Barroco, este asunto llegó a ser el máximo símbolo de la virtud y fidelidad conyugal, especialmente entre pintores clasicistas como Guido Reni o Maratta, quien lo dotó de una mayor fuerza expresiva. La joven patricia romana muestra una dulce resignación heroica, que se plasma magistralmente en su actitud extasiada y sus admirables ojos, pero sin renunciar a la sensualidad propia de la juventud gracias a la aplicación de una excepcional técnica pictórica. Felipe V adquirió este lienzo a finales de 1722 junto a una buena parte de la colección de Carlo Maratta, el artista más prestigioso de Roma del último cuarto del siglo XVII, lo que supuso una importantísima aportación de pintura italiana del Seicento a los fondos reales.

(24 de Noviembre de 2023)