Emparrados y niños cogiendo uvas. PANNEMAKER, WILHELM A PARTIR DE 1571. Galería Colecciones Reales, MADRID

Emparrados y niños cogiendo uvas. PANNEMAKER, WILHELM A PARTIR DE 1571

Este tapiz pertenece a una serie de cuatro paños, tejida a partir de la década de los setenta del siglo XVI y titulada «Juegos de niños». Los tapices están enmarcados por una cenefa de hojas y racimos de uvas, intercalando de forma alterna mascarones de faunos y sátiros. En su campo, se representa un entorno idílico y bucólico, en el que diversos «putti» se divierten cogiendo uvas de grandes emparrados. En este, la escena se desarrolla delante de una ciudad igualmente idílica de arquitecturas renacentistas.

La serie, que en origen se componía de siete paños, es con seguridad la que adquirió el rey Felipe II (1527-1598) en la almoneda de bienes de Antonio Perrenot, cardenal de Granvela (1517-1586), quien ocupó importantes cargos al servicio del rey tanto en Flandes como Italia, llegando a ser al final de sus días presidente del Consejo de Italia en Madrid.

Fue tejida por Wilhelm Pannemaker (activo 1535-1578) a partir de 1571 sobre los cartones que Giovanni Battista Lodi da Cremona (1520-1612) realizó para la primera serie, tejida también por Pannemaker y encargada por Ferrante Gonzaga. Granvela pidió las pinturas a la familia Gonzaga para hacérselas llegar nuevamente al famosísimo tejedor flamenco. Todo parece indicar que estos diseños se basaron en composiciones anteriores de la mano de Giulio Romano (1499-1546). La temática, plenamente renacentista, enlaza con las creaciones escultóricas de los sarcófagos de la Antigüedad clásica, donde pequeños genios aparecían trabajando y jugando en las viñas, en clara alusión a las propiedades de inmortalidad que entonces se le atribuían al vino. Hay referencias propias del mundo helenístico, como las «Imágenes» de Flavio Filostrato. A ellas se sumaban otro tipo de fuentes literarias ilustradas, de gusto neoplatónico, esta vez de época renacentista, como el «Sueño de Polífilo» de Francesco Colonna. Escrito hacia 1499, esta obra fue, sin duda, un recurso al que acudir en búsqueda de inspiración temática e iconográfica, tanto para Romano como para Lodi.

La serie adquirida por el monarca español aparece asentada en el inventario de sus bienes, con todo lujo de detalles, comentando que se trataba de una tapicería «de unas parras con unas figuras de unos niños desnudos» y «galerías de jardines».
(1 de Diciembre de 2023)