Palacio de los Vargas.
Plaza de la Paja.
Junto a la
capilla del Obispo, en el lado oriental del recinto, se alza el palacio de los Vargas, también del siglo XVI, pero cuya
fachada fue transformada en el siglo XX, adoptándose una solución historicista y como prolongación de la capilla del Obispo, de forma que ambos conjuntos muestran idéntica fachada.
Plaza de la Paja.
La plaza se encuentra en el llamado
Madrid de los Austrias, en la antigua morería,
centro histórico de la capital. Es uno de los
rincones más singulares de la época
medieval, en el Madrid más castizo.
La atraviesa de norte a sur la costanilla de
San Andrés, próxima a la
calle de
Segovia, y en ella confluyen diferentes
vías de trazado medieval: por el este desemboca la calle del Príncipe de Anglona y por el oeste las
calles de Alamillo, del
Toro, Alfonso VI y de la Redondilla.
Durante los siglos XIII y el XIV, la plaza fue el gran
mercado de Madrid. Entró en decadencia a partir del siglo XV, cuando el rey Juan II de Castilla ordenó construir la plaza del Arrabal (la plaza Mayor en la actualidad), a donde se desplazó la actividad comercial de la villa.
En su entorno estaban situados diferentes
palacios, de los que sólo se conserva hoy día el Palacio de los Vargas.
La plaza toma este nombre porque en ese lugar se subastaba la paja que se otorgaba a los capellanes de la vecina capilla del Obispo para el mantenimiento de las mulas que poseían.
La capilla del Obispo aparece adosada al complejo parroquial de la
iglesia de San Andrés, aunque sin acceso directo al mismo. Fue construida entre 1520 y 1535, a instancias de la
Casa de los Vargas, para albergar los restos mortales de San Isidro, quien, en el siglo XII, estuvo bajo la servidumbre de esta
familia. Las disputas surgidas con la
parroquia de San Andrés impidieron que el cuerpo del
santo se custodiase en el
edificio de los Vargas, siendo trasladado a la capilla de San Isidro, anexa a la citada iglesia, y finalmente a la
colegiata de San Isidro.
Al norte de la plaza de la Paja se conserva el
jardín del Príncipe de Anglona, una de las escasas muestras de
jardines nobiliarios del siglo XVIII de Madrid. Junto a él, aunque ya fuera de la plaza de la Paja, se levanta el palacio del Príncipe de Anglona, obra del siglo XVI.
Al inicio del siglo XXI se urbanizó este espacio con un
parque de tierra prensada con algunos
árboles dispuestos en cuadrantes y delimitados por bordillos de granito, conjunto que permite salvar el desnivel del terreno. Pocos años antes se
adornó la plazuela con una
escultura de bronce, siguiendo la moda de figuras callejeras de tamaño natural, que representa a un hombre leyendo un periódico sentado en un banco de
piedra adosado a la fachada del palacio de los Vargas.
El antiguo e ilustre
Colegio de San Ildefonso, cuyos niños cantan todos los años los
premios de la popular Lotería de
Navidad, se encuentra en la plaza de la Paja haciendo
esquina con las calles Redondilla y Alfonso VI. El Colegio de San Ildefonso es la Institución dedicada a la infancia más antigua de Madrid con más de 400 años de existencia.