ADORACIÓN DE LOS PASTORES, 1650 BARTOLOMÉ ESTEBAN MURILLO. Museo Nacional del Prado, MADRID

Murillo, como muchos otros pintores españoles del siglo XVII, fue muy sensible a la influencia de Ribera, cuyas obras, aunque realizadas en Nápoles, abundaban en las colecciones españolas. Ésta es una de sus pinturas en las que se advierte más claramente este influjo, que se manifiesta tanto en el esquema general de la composición como en la iluminación esencialmente claroscurista o en el gusto por los tipos humanos de raíz popular. Sin embargo, no faltan características propiamente murillescas, como la suavidad general del modelado o varios tipos con los que nos volvemos a topar en otras obras del artista, como la Virgen que atiende al Niño o la anciana que le ofrece una cesta de huevos. Fue adquirido por el rey Carlos III en 1764 al comerciante irlandés Florencio Kelly, en un momento de pleno auge del aprecio por Murillo en España y Europa


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