Posada del Peine.
Postas, 17.
La Posada se ha convertido en un referente turístico e histórico de
Madrid.
La Posada del Peine es uno de los establecimientos hoteleros más antiguos de
España.
La Posada del Peine fue fundada en Madrid en 1610.
El primer propietario fue Juan Posada, quien abrió sus
puertas al público en dicho año. En 1796, los nuevos propietarios, los hermanos Espino, encargaron a Francisco Álvarez Acevedo la ampliación de la Posada, mediante una licencia que permitía edificar una nueva planta en las dos
fachadas del
edificio. Alrededor de 1800, se ampliaron sus instalaciones con la construcción de una
casa contigua. Tras estas ampliaciones, se realizó otra modificación en 1863. Este nuevo proyecto permitió mejorar el estado estructural de la Posada, y aumentó de nuevo la altura del edificio, contando desde entonces con tres pisos.
Más adelante, en 1892, para mejorar su aspecto estético y como conmemoración del IV Centenario del Descubrimiento de América, el edificio más antiguo fue coronado con un templete con objeto de colocar un
reloj. Tras pasar por diversas manos, la Posada fue vendida a la casa de relojería Girod quienes incluyeron en el edificio su taller a través de la reforma del ala del primer piso.
Sus puertas se volvieron a abrir, bajo su mismo e histórico nombre, en el año 2006.
Se encuentra situada a pocos metros de uno de los
arcos de acceso a la
Plaza Mayor de la capital, muy cerca de la
Puerta del Sol y del
Palacio de
Santa Cruz, actual sede del Ministerio de Asuntos Exteriores. En un principio, junto a la Posada del Peine se encontraba la principal parada de diligencias de la capital, como aún recuerda el nombre de la
calle Postas, donde se ubica el
hotel.
Su estructura arquitectónica es muy singular. El hotel está ubicado en tres
edificios unidos entre sí, con tres estilos arquitectónicos diferentes que se corresponden con distintas épocas.
Su nombre no es casualidad. Viene dado por un dato muy peculiar: en sus inicios, para impedir que los viajeros se lo llevaran, en sus habitaciones se contaba con un peine atado a una cuerda, como servicio adicional para sus clientes.