Café Gijón.
Paseo de Recoletos, 21.
El Gran Café Gijón, lleva 134 años con nosotros, se dice pronto.
Ni te puedes imaginar los cambios tan profundos que han sucedido en
Madrid, o en el mundo entero, desde entonces. Y este Gran Café, aquí sigue.
El Café Gijón fue fundado el 15 de mayo del año 1888 por un asturiano afincado en la capital llamado Gumersindo Gómez (otras
fuentes lo mencionan como Gumersindo García). El nombre del local se fijó en honor de la ciudad natal de Gumersindo.
A finales del siglo XIX el Café Gijón estaba lejos del centro, pero el paseo de Recoletos era lugar de paseo habitual de los madrileños en los calurosos meses de
verano. El café atraía a los viandantes casuales y se consumían horchatas, un
agua de cebada o de limón, una zarzaparrilla o cualquier refresco al uso de la época. En los meses de
otoño los paseantes desaparecían, disminuyendo los tertulianos en el Café. Poco a poco se fueron instaurando las tertulias en sus típicas mesas de mármol; se hablaba de política, de
toros y de sucesos. Los primeros clientes famosos fueron José Canalejas, Santiago Ramón y Cajal o Benito Pérez Galdós. Otro de los personajes primerizos fue
Valle-Inclán que era atraído por el frescor de la
terraza.
El Café era muy popular ya en 1934, a pesar de la fuerza de los cafés del centro de Madrid y de la
Puerta del Sol. En la terraza del Gijón se podía ver frecuentemente a Federico García Lorca. A esta terraza y tertulia de Federico asistía el torero Ignacio Sánchez Mejías. También se podía ver por allí a la exitosa actriz de la época Celia Gámez o a Salvador Dalí.
Pocas semanas después del final de la contienda española empezaron a aparecer en el Gijón otros tertulianos como Eugenio d'Ors o el escritor Camilo José Cela. Los tertulianos del Café eran artistas y escritores. La época de posguerra era mala y las finanzas de muchos de sus tertulianos eran nulas. Algunos de ellos solicitaban las comandas “a cuenta”. El “cerillero” Alfonso González Pintor prestaba dinero a muchos de los “parroquianos” de la época que frecuentaban el local, pero que su economía era poco boyante.
Otros cafés de la época fueron cayendo debido a esta crisis. A pesar de todo ello, el Café permanecía lleno la mayor parte del tiempo y era difícil sentarse. Las tertulias comenzaban a las tres y se prolongaban hasta las siete de la tarde. Asistían escritores, personas del
teatro, oficinistas, etc. Las ideologías políticas estaban mezcladas como en una microsociedad.
En 1949 tomó la iniciativa un
joven actor de
cine y teatro llamado Fernando Fernán Gómez y creó un
premio de novela en el Café con su nombre, instaurando de esta forma el premio de novela corta Café Gijón. En su primera edición, él corrió personalmente con los gastos (desde el año 1989, es el
Ayuntamiento de Gijón quien patrocina y organiza este premio).
A medida que iban avanzando los años cincuenta el Café se fue instaurando como el lugar de tertulias por excelencia. La popularidad fue creciendo y pronto lo visitaban los escritores internacionales de prestigio: Truman Capote visita el Café y lo recibe una delegación de escritores. Los personajes importantes de Hollywood lo frecuentaban, como Ava Gardner, Orson Welles, Joseph Cotten y, sobre todo, el actor británico George Sanders que vivió durante una temporada en Madrid. Su popularidad en aquellos tiempos hacía que muchos que querían ser famosos tuvieran que pasar por la terraza del Gijón.
Con el inicio de la democracia española, el Café poco a poco se fue llenando de nuevos contertulios.
En el Madrid de comienzos del siglo XXI es de los escasos cafés de tertulia que quedan en la capital.
La
fachada exterior es de mármol marrón con acabados de madera. La decoración interior de las paredes está forrada de tiras de madera con cuadros de diferentes pintores ilustres, todos ellos donados al café por contertulios artistas. El suelo de baldosas, ajedrezado en dos
colores, uno de ellos el granate, hace de
juego con el
color del café. Todos los cuadros expuestos en el
restaurante corresponden a diferentes etapas de la
historia de
España.