Era una de las cinco
puertas reales con las que contaba la ciudad de
Madrid. Esta daba la bienvenida a los visitantes procedentes de
Cataluña,
Aragón o
Francia. Fue el primer
arco de triunfo que se construyó en Europa tras la caída del Imperio
Romano.
Ambas caras de la
puerta son diferentes: En uno de los lados, la obra presenta diez semicolumnas de estilo jónico, mientras que por el otro se aprecian dos
columnas acompañadas de pilastras. Por un lado, la puerta la coronan unos
escudos heráldicos, mientras que por el otro, se ven unas
esculturas.