La mente es el gran regulador, pero entre la mente y el físico hay un vehículo sin el cual nuestro cuerpo no viviría: es la energía etérica. Todo ser vivo necesita una energía; no solamente de combustión, a través de los alimentos o aire que respira, sino de vitalización para que todo ese proceso se pueda realizar. Un organismo muerto, aunque se le alimente, aunque se le insufle aire, no funcionará. Necesita una energía que haga que todo eso funcione, que todas las funciones del organismo se realicen coordinadamente.
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