La necesidad de dotar de alcantarillado a la ciudad de Madrid tomó forma en la primera mitad del siglo XVIII. Uno de los primeros proyectos relevantes, durante el reinado de Felipe IV e impulsado por su gobierno, fue el del ingeniero Alonso de Arce: una propuesta innovadora que pretendía dotar a Madrid de un sistema integrado de alcantarillado, capaz de evacuar hacia las afueras de la ciudad y al río Manzanares las aguas mayores y menores provenientes de las casas y las calles.