Oh
Virgen María, Salud de los enfermos, que has acompañado a Jesús en el
camino del
Calvario y has permanecido junto a la
cruz en la que moría tu Hijo, articipando íntimamente de sus dolores, acoge nuestros sufrimientos y únelos a los de él, para que las semillas esparcidas durante el Jubileo sigan produciendo
frutos abundantes en los años venideros.
Madre misericordiosa, con fe nos volvemos a Ti. Obtennos de tu Hijo el que podamos volver pronto, plenamente restablecidos, a nuestras ocupaciones,
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