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HORTALEZA: VISITANDO MESONES POR MADRID Y ALREDEDORES. ...

VISITANDO MESONES POR MADRID Y ALREDEDORES.
Hace unos sesenta años, este hombre entonces joven, quería conocer las entrañas de la capital de España. Y desde el primer día no se cortó ni un segundo, anduvo por los mesones más conocidos de Madrid y sus alrededores, existían nombres que hoy ya no existen, Las Cuevas de Drácula, el Mesón de la Vida, El Piscolabis, El Mesón del Garnacho, Las Tres Ruedas, El Mesón del Champiñón, Las Cuevas de Luis Candelas, y todo el entorno de aquel Barrio de las Cavas, Madrid era una cantidad de mesones imposibles de recordar de memoria, incluso el mesón de La Mina en la calle del Arenal, debajo de donde estuvo el Centro Asturiano de Madrid, donde la sensación de estar debajo en una mina de carbón metido era asombroso, allí pudo entonar el canto a Asturias, y gritar aquel grito asturiano que decía ¡VIVA ASTURIAS BORRACHA Y DINAMITERA. ¡. Eran tiempos donde la censura funcionaba, donde se podía leer en algunos establecimientos un letrero que decía. “CANTA Y BAILA LO QUE QUIERAS, NO AQUÍ EN LAS AFUERAS”. Era una forma de aniquilar a las personas que alegremente dejaban sus voces al aire de sus amigos. Eran tiempos donde la juventud venida de la España Rural visitaba y bailaba en los Centros Regionales, que eran muchos y donde muchas personas encontraron su matrimonio, sin demasiados problemas, Luego se fueron imponiendo las salas de fiesta o discotecas, donde la juventud se divertía sin entonces conocer las malditas drogas, que poco a poco fueron dañando a mucha juventud que quería sentirse moderna, y que les llevo al cementerio o la cárcel. Ya que confundieron libertad con ser esclavos de las adicciones. Que les arrastraban al robo, o a la prostitución más baja. Fueron tiempos difíciles, pero de enseñanza a tope, la calle marcó a mucha juventud, más hubo otros jovenes que salieron airosos de tan mal vicio que se vendía en todos los barrios marginados de Madrid. Y que se metieron hasta el centro de la capital para aumentar sus negocios de la muerte, que los llevaba a la juventud camino del cementerio sin poderlo evitar. Habrá que guardar las horas buenas de aquellos tiempos de diversión sana, y lamentarse del rumbo que tomo la droga entre mucha juventud. G X Cantalapiedra.