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Ya esta en las librerias comercializandose este nuevo libro: La otra historia de la Iglesia Romana.
He aqui su reseña.
RESEÑA DEL ENSAYO: LA OTRA HISTORIA DE LA IGLESIA ROMANA

Este es un nuevo titulo que añado a mi inspiración teológica, pues al desarrollar el epígrafe de la historia del Cristianismo en mi libro ¿A la búsqueda y al encuentro de Dios? considere que para describirlo debería ser objeto de otro ensayo.
Ahora a éste lo título: “La otra historia de la Iglesia Romana”. ¿Porque este título? Sencillamente porque una tesis es la vida de Jesús, su obra y su mensaje y otra, esta Institución, fundada en su nombre por Saulo de Tarso quien fue el primero en llamarlo “Cristo” sinónimo de “Hijo de Dios” segregándolo del mito de Jesús “Hombre” o “Mesías” o “Enviado de Dios” quien murió en la cruz. Después de su muerte, sus doce Apóstoles que Él había elegido, emprendieron la predicación de la doctrina por el mundo romano y Tomas se dirigió a Persia, Andrés a Sicilia, Mateo a Etiopía, Lucas a Grecia, Marcos a Egipto y Santiago El Mayor a España.
El Cristianismo de su fundación pasó por diferentes etapas, algunas al principio oscuro y heroico, siendo víctima de una persecución secular de sus miembros por las Instituciones romanas puesto que su ideario chocaba con los cimientos del Imperio romano.
Roma basaba su poder en una sociedad militarista, esclavista y dominadora de pueblos, todos ellos sometidos por la fuerza de las armas a los que imponía el pago de impuestos y tributos, donde cuantiosas rentas afluían de todo el mundo a esta urbe universal y su Imperio se extendía desde las gélidas tierras de Britania, a Hispania, la Galia, la península Italica, Dalmacia, Grecia, el Asia Menor terminando por Mauritania, Numidia, África Procónsular, Cirenaica y Egipto.
El Cristianismo funda su ideario en la fraternidad universal entre todos los seres humanos y la abolición de la esclavitud, principios antagónicos con las bases morales que mantenían la sociedad romana, dominadora y conquistadora del mundo civilizado, entonces conocido.
Son muchos los avatares que se soportara el Cristianismo en su etapa inicial hasta su legalización y sería el Emperador Constantino, por el Edicto de Milán dictado el 313 d. C quien termina con este periodo de proscripción e intolerancia y al fin tras su reconocimiento comparte con el paganismo, el ideario religioso de la sociedad romana.
La integración de la nueva doctrina, el Cristianismo en una sociedad multirreligiosa como era la romana obligó a ser objeto de mutación pues no eran compatibles los dos idearios, uno representando por el monoteísmo del cristianismo y el politeísmo del paganismo romano.
Para evitar este choque ideológico, el Cristianismo quizás influido por el propio Emperador Constantino, cuya figura era objeto de culto como “Dios viviente” se vio obligado a realizar su propia reforma y se convocó en Nicea un Concilio donde se instituyó la Trinidad, o la existencia de tres personas, “Dios Padre”, “Dios Hijo”, y “Dios Espíritu Santo” pero cualitativamente para los profanos, significaba la existencia de tres dioses en el seno del Cristianismo.
El cristianismo en esa etapa de su historia, era un conjunto de creencias con gran confusión, por la heterodoxia existente entre los padres de la Iglesia, respecto al análisis de la naturaleza divina y/o humana de Jesucristo.
El Cristianismo se divide en dos corrientes, la unitaria y la trinitaria y en Nicea a través de un Concilio se resuelve el cisma, declarando herejes a los patriarcas más relevantes de la Iglesia.
La mayoría de los disidentes, defensores de la corriente unitaria o creencia en un único Dios, son ejecutados (Ireneo Obispo de Lyón, Orígenes, Luciano, etc...) y perseguidos (Tertuliano, Diodoro Obispo de Tarso).
Otros como Arrió, Nestorio y el español Prisciliano etc. son expulsados del seno de la Iglesia, incluso este último es degollado, y en estas circunstancias, el Cristianismo sufre una inmensa crisis de identidad, por las luchas dialécticas en su seno.
Tras la destrucción del Imperio romano por las invasiones bárbaras, el Cristianismo resurgiría de sus cenizas y sería Pipino El Breve, Rey de los Francos, quien instituye los Estados Pontificios dotando al Papa y a su Corte de un poder temporal y una territorialidad con sede en Roma, que ha estado y está vigente hasta nuestros días.
Las diferentes etapas históricas que ha sido testigo la llamada Iglesia Romana, con sus constantes luchas para imponer al principio su autoridad suprema sobre el poder temporal de los príncipes (Otón I, Enrique IV, Federico Barbarroja, Federico II, etc.,); los cismas soportados (cisma de Oriente y de Occidente); el Imperialismo de la Cristiandad dirigido por el Papa en relación a las Cruzadas contra un enemigo inexistente bajo el sentir religioso, el Islam; la Edad moderna con el Imperialismo Papal (Alejandro VI, Julio II, León X, Gregorio XIII, etc.,); la Reforma Protestante (Martín Lutero Calvino, Zwinglio, Enrique VIII etc.,); las guerras religiosas (la Guerra de las Treinta años) y el triunfo del Racionalismo, la Revolución francesa con el establecimiento del liberalismo político y con la unificación de Italia dan al traste a la institución con la abolición de los Estados Pontificios, quedando solamente, como signo de identidad de la Iglesia Romana, el Vaticano, un Estado minúsculo, representativo del actual Catolicismo en el mundo.
En este ensayo haremos un recorrido por la historia, relatando los hechos más relevantes de la Iglesia Romana, sus aciertos y sus errores y analizando objetivamente a esta Institución a veces investida de su misión divina (la labor evangelizadora tras el Descubrimiento del Nuevo Mundo y actualmente en América, África y Asia) y otros con su protagonismo imperial (las Cruzadas) o su intolerancia (la persecución de las corrientes teológicasllamadasherejías, comoelprotestantismo, anglicanismo, calvinismo etc., tan legitimas como el catolicismo) al igual que con las minorías (moriscos y sefardíes) de otras religiones monoteístas verdaderas como el Islam y el Judaísmo.
Ha llegado el momento de exponer con objetividad y justicia razonada, esta historia de la Iglesia Romana, no como una crítica mordaz, propia de un enemigo de la Institución y si al contrario de un creyente, temeroso de Dios que no va a descalificarla y solamente con ánimo piadoso de reconocer algunos errores y difundir sus aciertos.

Fdo: Julio Reyes Rubio “Al-Mayriti”