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EL ALAMO: Ser mal alcalde de un pueblo es fácil y ser buen alcalde...

Ser mal alcalde de un pueblo es fácil y ser buen alcalde también es fácil, porque ser malo o bueno depende de la actitud. Puede que no se consiga aplicar el programa de legislatura y puede que se meta la pata varias veces, pero si la actitud es buena, el pueblo es sabio y lo comprende.

Pero lo que ocurre aquí en nuestro pueblo es de negligencia y falta de interés (social). Ser alcalde de un pueblo mediano como el nuestro requiere mucho menos esfuerzo que ser alcalde de una capital, donde el alcalde es alguien inalcanzable y casi ajeno.

Por ejemplo: Si en El Alamo tenemos 7000 habitantes y dividimos el número de habitantes entre los días de legislatura, nos da a casi cinco habitantes por día. Menos que un médico de cabecera y menos que cualquier comercio. Si el ejemplo lo dividimos entre calles que tiene El Alamo, la cifra sería ridícula para no poder atenderla con eficacia. Quiero decir con esto, que la atención personalizada de nuestro alcalde, requiere muy poco tiempo y todo teniendo en cuenta que no todos los habitantes o calles requieren la misma atención.

Si de verdad pensamos en los habitantes y calles que verdaderamente requieren atención por motivos diversos, no entiendo la actitud de nuestro alcalde que jamás llama a nuestras puertas para interesarse por nuestras inquietudes y problemas.

Eso es un buen alcalde y lo demás son monigotes de pacotilla con mucha palabrería y poca palabra de honor.

Lobo.