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EL ALAMO: PARTE 4: Era el Viento Norte, trayendo una helada...

PARTE 4:
Era el Viento Norte, trayendo una helada ventolera y cubierto de fría escarcha. Al suelo iba cayendo el granizo que desprendía, y los copos de nieve flotaban a su alrededor. Iba vestido con una chaqueta y unos pantalones de piel de oso mientras que una caperuza de piel de foca le tapaba las orejas, largos carámbanos colgaban de sus barbas y el granizo también resbalaba desde el cuello de su chaqueta.

-No te acerques al fuego –rogó el príncipe-, pues se llenaran tu cara y tus manos de sabañones.

-¿De sabañones? –repitió el Viento Norte echándose a reír a carcajadas- ¡El frío es lo que más me gusta! ¡Eres un enclenque! ¿Cómo es que has descubierto el camino que conduce a la Caverna de loa Vientos?

-Es mi invitado –intervino la anciana-, y si no estás satisfecho con mi explicación te meteré dentro del saco, ¿lo has comprendido bien?

Aquello bastó para acallarlo., y acto seguido el Viento Norte se puso a contar de dónde venía y sobre los lugares en los que había estado cerca de un mes entero.

-Vengo desde el mar polar –dijo-. He estado en la tierra de los osos con los cazadores de morsas, me he dormido junto al timón de mando mientras ellos navegaban desde el Cabo Norte, y cuando desperté, el pájaro de las tormentas volaba alrededor de mis piernas... ¡Es un ave muy cómica!; mueve rápidamente sus alas manteniéndolas completamente inmóviles y esto le hace más veloz.