BARCELONA: AQUEL HOMBRE DESDE SU ÁTICO...

AQUEL HOMBRE DESDE SU ÁTICO
Aquel hombre jubilado cansado de pisar calles, desde su ático miraba de su ciudad los detalles. Dos muletas de bastones, con dolores en sus piernas, se llenaba de razones y pensaba en las cavernas. Mirando por su terraza la ciudad llena de vida, en su mente se formaba una triste y mala herida. Sin remedio ni consuelo temiendo su despedida, le miraba tanto al cielo que era su senda elegida. Se preguntaba en silencio por qué tan mala es la vida, si sólo tuve trabajo sobre mi tierra elegida. Desde el ático pensando cómo se acaba la vida, los dolores van llegando con su sombra tan temida. Era su mente un disloque, era terrible su vida, su vivir no tuvo un toque de sentir vida afligida. Ahora los años le pesan, todo se le viene encima, si los recuerdos regresan le tiene miedo a ese clima. Sus piernas se van quebrando, poco a poco cima a cima, los huesos temen el peso que puede marcar el clima. La ciudad vive despierta, las calles dejan ternura, ninguna persona muerta dicen que tenga locura. Mirando fotografías, de las que te dejan huellas, algunas son las delicias que miran a las estrellas. El ático va marcando las noches de Luna Negra, y el corazón va gritando como si fuera una fiera. No hay caminos imposibles cuando la guadaña gira, cualquier momento invisible dicen que siempre suspira. El Ático de testigo, sin ser nadie prisionero, la muerte nunca es castigo cuando te ves por el suelo. Aquel hombre trabajado, luchador sin tener tregua, no es un camino agotado ni se le seca la lengua. Quiere contar a sus nietos esos pasos de la vida, donde los sueños inquietos nunca persiguen la huida. La Noche guarda silencio, la pena se va escondida, el hombre no se ve necio ni su mente está afligida. Los caminos del demonio tienen sombras escondidas, dicen que algún manicomio compro todas sus salidas. Dejar que brille la noche, no le habléis de noches frías, ni debéis hacer reproche algunos penosos días.
G X Cantalapiedra.