PALACETE ALBÉNIZ (Montaña de Montjuic)
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Fue construido con motivo de la mencionada Exposición Internacional que tuvo lugar en Barcelona durante el año 1929. La Familia Real contaba entonces con un Palacio Real en Pedralbes de reciente construcción, sin embargo se decidió que lo idóneo era que contara con una residencia dentro del recinto ferial. Finalmente, se concedió el diseño del proyecto al arquitecto de la Casa Real, Juan Moya.
La inauguración oficial, en presencia del rey Alfonso XIII, la reina Victoria Eugenia, las infantas y otras autoridades, tuvo lugar el 5 de octubre de 1929.
Aunque los edificios de la exposición no se caracterizaron por su homogeneidad estilística, el edificio resalta porque no sigue las pautas de la arquitectura mediterránea y catalana de la mayoría de los palacios y pabellones de la Exposición, sino que se encuentra más cercano a los gustos borbónicos y de la corte madrileña de principios de siglo.
Fue construido con piedra y ladrillo, y sus cubiertas son de pizarra. Posee unas fuertes influencias del Palacio Real de La Granja de San Ildefonso y del Monasterio de El Escorial. A pesar de los cambios que ha sufrido por sus diferentes usos, se puede decir que el edificio conserva sus características originales, que lo hacían diferente al resto del conjunto de la Exposición.
Acabada ésta, se planteó ubicar en el palacio el Museo de la Música de Barcelona, proyecto que no prosperó pero que sí determinó el nombre por el que se conoce al palacete: Albéniz.
En los años 1930 se propuso, por parte de la Junta de Museos, la realización y colocación de un busto en honor al músico, compositor y pianista catalán Isaac Albéniz; el Ayuntamiento dio su visto bueno y desde ese momento se conoce al Pabellón Real de Montjuic como Palacete Albéniz. Dicho busto fue esculpido por los escultores barceloneses Enric Casanovas y Mateu Fernández Soto.
Décadas después, la demolición de dos pabellones cercanos, al Palacio de las Misiones y el Palacio de Arte Moderno, permitió ampliar los jardines del palacete, que fueron bautizados como Jardines de Joan Maragall. Posteriormente, el Ayuntamiento de Barcelona decidió remodelar y ampliar el palacete, y adjudicó el proyecto a los arquitectos municipales Joaquim Ros de Ramis, Antoni Lozoya e Ignasi Serra Goday. La obra terminó en el año 1970, e incluía una nueva decoración, con pinturas de Salvador Dalí que evocan la cultura y la ciudad, y una cúpula con vidriera de Carlos Muñoz de Pablos. El palacio cuenta también con unos tapices de Francisco de Goya.
Aparte de seguir siendo la residencia oficial que el Ayuntamiento de Barcelona ofrece a la Familia Real Española cuando ésta visita la ciudad, actualmente el Palacete Albéniz también se utiliza para realizar algunas recepciones de alto nivel, siendo el lugar escogido por el propio Ayuntamiento para celebrar los actos más protocolarios.
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Fue construido con motivo de la mencionada Exposición Internacional que tuvo lugar en Barcelona durante el año 1929. La Familia Real contaba entonces con un Palacio Real en Pedralbes de reciente construcción, sin embargo se decidió que lo idóneo era que contara con una residencia dentro del recinto ferial. Finalmente, se concedió el diseño del proyecto al arquitecto de la Casa Real, Juan Moya.
La inauguración oficial, en presencia del rey Alfonso XIII, la reina Victoria Eugenia, las infantas y otras autoridades, tuvo lugar el 5 de octubre de 1929.
Aunque los edificios de la exposición no se caracterizaron por su homogeneidad estilística, el edificio resalta porque no sigue las pautas de la arquitectura mediterránea y catalana de la mayoría de los palacios y pabellones de la Exposición, sino que se encuentra más cercano a los gustos borbónicos y de la corte madrileña de principios de siglo.
Fue construido con piedra y ladrillo, y sus cubiertas son de pizarra. Posee unas fuertes influencias del Palacio Real de La Granja de San Ildefonso y del Monasterio de El Escorial. A pesar de los cambios que ha sufrido por sus diferentes usos, se puede decir que el edificio conserva sus características originales, que lo hacían diferente al resto del conjunto de la Exposición.
Acabada ésta, se planteó ubicar en el palacio el Museo de la Música de Barcelona, proyecto que no prosperó pero que sí determinó el nombre por el que se conoce al palacete: Albéniz.
En los años 1930 se propuso, por parte de la Junta de Museos, la realización y colocación de un busto en honor al músico, compositor y pianista catalán Isaac Albéniz; el Ayuntamiento dio su visto bueno y desde ese momento se conoce al Pabellón Real de Montjuic como Palacete Albéniz. Dicho busto fue esculpido por los escultores barceloneses Enric Casanovas y Mateu Fernández Soto.
Décadas después, la demolición de dos pabellones cercanos, al Palacio de las Misiones y el Palacio de Arte Moderno, permitió ampliar los jardines del palacete, que fueron bautizados como Jardines de Joan Maragall. Posteriormente, el Ayuntamiento de Barcelona decidió remodelar y ampliar el palacete, y adjudicó el proyecto a los arquitectos municipales Joaquim Ros de Ramis, Antoni Lozoya e Ignasi Serra Goday. La obra terminó en el año 1970, e incluía una nueva decoración, con pinturas de Salvador Dalí que evocan la cultura y la ciudad, y una cúpula con vidriera de Carlos Muñoz de Pablos. El palacio cuenta también con unos tapices de Francisco de Goya.
Aparte de seguir siendo la residencia oficial que el Ayuntamiento de Barcelona ofrece a la Familia Real Española cuando ésta visita la ciudad, actualmente el Palacete Albéniz también se utiliza para realizar algunas recepciones de alto nivel, siendo el lugar escogido por el propio Ayuntamiento para celebrar los actos más protocolarios.
