Domingo de Ramos, era,
algaradas callejeras,
tumulto y celebraciones
bajo el rumor de palmeras
y de ramas de oliveras
agitadas en el aire
por ese pueblo que espera
le llegue una buena nueva.
Efemérides de hechos
que desde remotos tiempos
hasta ahora perseveran
en la memoria de la gente
y cada año se renueva.
Son autos sacramentales
que salieron de las iglesias
y que ahora usan las calles
como escenario en primavera.
¡Ay Almendral sin almendros!
Si por tus plazas estuviera
no me pondría morrión
ni vestiría con sayón
para dar la bienvenida
no a un hombre bueno,
al mejor.
Cuántos te darán hoy vivas
y te gritaran su fervor
para luego crucificarte
tal como en aquella ocasión.
Fariseos al fin y al cabo
hora muestran su entusiasmo
y traicioneros, de seguidas
exteriorizan su rencor.
Tú lo sabes alma buena
¿No lo vas a saber Tú?
Si se repite el suceso
un año y al otro también
y si mil millones vivieras
te lo volverían hacer.
Dirán, me lavo las manos,
y éste pueblo como aquél
vociferará otra vez
¡crucifícale, crucifícale!
algaradas callejeras,
tumulto y celebraciones
bajo el rumor de palmeras
y de ramas de oliveras
agitadas en el aire
por ese pueblo que espera
le llegue una buena nueva.
Efemérides de hechos
que desde remotos tiempos
hasta ahora perseveran
en la memoria de la gente
y cada año se renueva.
Son autos sacramentales
que salieron de las iglesias
y que ahora usan las calles
como escenario en primavera.
¡Ay Almendral sin almendros!
Si por tus plazas estuviera
no me pondría morrión
ni vestiría con sayón
para dar la bienvenida
no a un hombre bueno,
al mejor.
Cuántos te darán hoy vivas
y te gritaran su fervor
para luego crucificarte
tal como en aquella ocasión.
Fariseos al fin y al cabo
hora muestran su entusiasmo
y traicioneros, de seguidas
exteriorizan su rencor.
Tú lo sabes alma buena
¿No lo vas a saber Tú?
Si se repite el suceso
un año y al otro también
y si mil millones vivieras
te lo volverían hacer.
Dirán, me lavo las manos,
y éste pueblo como aquél
vociferará otra vez
¡crucifícale, crucifícale!