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Sí, mocita, sí.
Lo que les distingue,
según Esperancita es,
eso, la honradez.
Esa cosa,
que bien entendida
es sabida
por casa debe empezar.
O por uno mismo
que es igual.
Pero no,
mire usted,
pues...,
ejemplos en contra
háylos, hasta en el AVE,
estación de Guadalajara;
y hoy nos vamos a Mallorca
sin pasar por el Ejido
y brincando sobre el oasis
donde son reyes sus condes
vendemos un gran solar
a los amiguitos del alma
por la mitad de lo que nos daba
otro que lo querían comprar.
Como no había costado nada...,
¿qué más da?
Otra y otros, ¡a chuuupar!
Déjame en paz,
las olivas y el olivar
que llegan los primeros yelos,
está el asunto que arde
y no me quiero parar,
a detallar,
porque tú ya sabes
dónde quiero ir a parar.
Que en todas partes cuecen fabas...,
y en mi casa a calderadas
María Antonia.
El diez por cien,
trato cerrado,
venga esa mano,
sin molesto escribano
que luego pasa...,
lo que pasa.
Salud.
Sí, mocita, sí.
Lo que les distingue,
según Esperancita es,
eso, la honradez.
Esa cosa,
que bien entendida
es sabida
por casa debe empezar.
O por uno mismo
que es igual.
Pero no,
mire usted,
pues...,
ejemplos en contra
háylos, hasta en el AVE,
estación de Guadalajara;
y hoy nos vamos a Mallorca
sin pasar por el Ejido
y brincando sobre el oasis
donde son reyes sus condes
vendemos un gran solar
a los amiguitos del alma
por la mitad de lo que nos daba
otro que lo querían comprar.
Como no había costado nada...,
¿qué más da?
Otra y otros, ¡a chuuupar!
Déjame en paz,
las olivas y el olivar
que llegan los primeros yelos,
está el asunto que arde
y no me quiero parar,
a detallar,
porque tú ya sabes
dónde quiero ir a parar.
Que en todas partes cuecen fabas...,
y en mi casa a calderadas
María Antonia.
El diez por cien,
trato cerrado,
venga esa mano,
sin molesto escribano
que luego pasa...,
lo que pasa.
Salud.