Cuando los álamos de la orilla del Montoya, del puente para abajo esperaban que los rayos del sol despejaran la calima, y las amayas abrían sus flores blancas amarillas y violetas, las campanas de la iglesia repican por la España vacía. Este joven pueblo de la inmensa Castilla en el Reino de León, que vive con sosiego los días, sin importarle nada a los políticos, que se le llena la boca hablando de la España vaciada. Esa que ellos, ni aman, ni defienden. Que repiquen las campanas, a la vez que la ... (ver texto completo)