Alrededor de 140 ejemplares de setas e hipogeos han sido expuestos este fin de semana en la iglesia de la Concepción
Los toresanos han podido contemplar este fin de semana una amplia e interesante exposición de setas e hipogeos organizada por la Asociación Micológica de Toro, Grupo Adalia.
A pesar de la escasez de hongos con que se ha presentado la campaña, la iglesia de la Concepción de la ciudad ha albergado alrededor de 140 especies recogidas en las comarcas de Toro y de Sanabria, frente a los más de 200 ejemplares recolectados el año pasado. Y es que los pinares y encinares toresanos son lugares idóneos para la recolección de setas, no por la variedad que pueda encontrarse, pero sí por la cantidad; «aquí cuando salen las setas, salen en gran cantidad», comentaba Anselmo Bernal, un colaborador habitual de la Asociación Micológica. Son los níscalos y boletos las especies más abundantes y algunas de las más exquisitas culinariamente hablando. «Toro es un sitio bonito para coger setas» precisaron los expertos.
La tradición de recolectar setas entre algunos sectores de población de la ciudad apenas se ha perdido con los años, aunque, «el problema es que lo que antes era un consumo propio, recoger para conservar? ahora ya no es eso, la cuestión es monetaria» un problema, explican los expertos, para los aficionados y que, incluso, en un futuro, podría conducir a «acotar zonas y prohibir coger setas en ciertos lugares» porque la mayor parte de las setas que ahora se sirven en los restaurantes, asegura Anselmo Bernal, «son setas de temporada y que vende gente de aquí», personas que no hacen una recogida selectiva «y que arrancan la seta, en lugar de cortarla, rompiendo la cadena de raíces del hongo».
Con esta recogida incontrolada y con el paso del tiempo, los ejemplares «pueden ir desapareciendo».
El auge de los productos micológicos en el apartado culinario, cada vez es más relevante. La mayor parte de los menús de los hoteles y los restaurantes de la zona poseen platos elaborados a base de setas «bien de temporada, frescas, o bien disecadas».
Este interés por las setas y los hongos también se ha podido palpar en esta décimo tercera edición de la muestra micológica de la iglesia de la Concepción.
Durante dos jornadas, decenas de curiosos se han acercado a visitar los ejemplares; «hay muchísima gente interesada, vienen con conocimientos muy limitados», reconoce Bernal, puesto que las denominaciones de las especies son muy científicas, en latín y hay muy pocos castellanizados. No ocurre lo mismo «en el País Vasco o Cataluña», zonas donde «hay una tradición micológica más grande y ya tienen todos los hongos nombres en vasco o catalán?». Con esta gran aceptación y tras la elevada la presencia de visitantes a la muestra, se clausuraba ayer una exposición, sin duda, plenamente consolidada.
Los toresanos han podido contemplar este fin de semana una amplia e interesante exposición de setas e hipogeos organizada por la Asociación Micológica de Toro, Grupo Adalia.
A pesar de la escasez de hongos con que se ha presentado la campaña, la iglesia de la Concepción de la ciudad ha albergado alrededor de 140 especies recogidas en las comarcas de Toro y de Sanabria, frente a los más de 200 ejemplares recolectados el año pasado. Y es que los pinares y encinares toresanos son lugares idóneos para la recolección de setas, no por la variedad que pueda encontrarse, pero sí por la cantidad; «aquí cuando salen las setas, salen en gran cantidad», comentaba Anselmo Bernal, un colaborador habitual de la Asociación Micológica. Son los níscalos y boletos las especies más abundantes y algunas de las más exquisitas culinariamente hablando. «Toro es un sitio bonito para coger setas» precisaron los expertos.
La tradición de recolectar setas entre algunos sectores de población de la ciudad apenas se ha perdido con los años, aunque, «el problema es que lo que antes era un consumo propio, recoger para conservar? ahora ya no es eso, la cuestión es monetaria» un problema, explican los expertos, para los aficionados y que, incluso, en un futuro, podría conducir a «acotar zonas y prohibir coger setas en ciertos lugares» porque la mayor parte de las setas que ahora se sirven en los restaurantes, asegura Anselmo Bernal, «son setas de temporada y que vende gente de aquí», personas que no hacen una recogida selectiva «y que arrancan la seta, en lugar de cortarla, rompiendo la cadena de raíces del hongo».
Con esta recogida incontrolada y con el paso del tiempo, los ejemplares «pueden ir desapareciendo».
El auge de los productos micológicos en el apartado culinario, cada vez es más relevante. La mayor parte de los menús de los hoteles y los restaurantes de la zona poseen platos elaborados a base de setas «bien de temporada, frescas, o bien disecadas».
Este interés por las setas y los hongos también se ha podido palpar en esta décimo tercera edición de la muestra micológica de la iglesia de la Concepción.
Durante dos jornadas, decenas de curiosos se han acercado a visitar los ejemplares; «hay muchísima gente interesada, vienen con conocimientos muy limitados», reconoce Bernal, puesto que las denominaciones de las especies son muy científicas, en latín y hay muy pocos castellanizados. No ocurre lo mismo «en el País Vasco o Cataluña», zonas donde «hay una tradición micológica más grande y ya tienen todos los hongos nombres en vasco o catalán?». Con esta gran aceptación y tras la elevada la presencia de visitantes a la muestra, se clausuraba ayer una exposición, sin duda, plenamente consolidada.