OFERTA LUZ: 5 Cts/kWh

QUIRUELAS DE VIDRIALES: Hola a todos: ¿Qué tal, cómo va la poda de las viñas?...

Hola a todos: ¿Qué tal, cómo va la poda de las viñas? ¿Ha acabado ya la temporada? Veo la entrada de la bodega, con su arco y oscuro callejón y no puedo dejar de pensarlo. Casi no me atrevo, hace ya tiempo que acaricio la idea, que ha estado latente. Supongo que no seré el único, que a alguien también se le haya ocurrido pero que le parezca absurdo y descabellado decirlo. Y más por saber fehacientemente que no faltarán detractores ni críticas. Es igual, se admiten todas las opiniones y sugerencias aunque sean negativas. Tanto mejor, pero preferiría que fuesen constructivas o hubiese un debate racional, no simples descalificaciones. Es ahora la moda de las grandes bodegas, catedrales del s.XXI, proyectadas por los más ilustres arquitectos -Norman Foster, O´Ghery, Calatrava...- que se los rifan millonarios en La Rioja, la Ribera del Duero, etc como reclamo al turista y buscando la fama para mejor vender. Frente a éstas las nuestras, infinitamente más humildes pero auténtico patrimonio de la humanidad, con minúsculas. Siglos de tradición, de una manera de hacer -con tiempo y esfuerzo, sin prisa- y modo de vivir que no podemos permitir que perezca. Nuestro valle se merece un museo o centro de interpretación del vino, como se prefiera llamar. Pero no del vino exclusivamente, creo que ha de ser también etnológico y no sólo enológico. No os sintáis mal si os dicen que es por fardar y pura presunción. Algunos no podrán entender nunca que es algo maravilloso, íntimo y hondo, tambíen una deuda que hay que pagarles. No recordáis en la vendimia cómo se sentían -y sienten- de satisfechos si alguien dejaba caer: ¡Qué bien te han prendido estos injertos!, ¡vaya una vara que dejaste!, alabando al podador que adrede la había dejado (olvidada) y estaba llena de racimos, había que conocer la planta (que sufre con esto) y el lugar (abajo, en los Arenales pudre fácilmente, p´arriba es más difícil, sobre todo si es Aragonés, que tiene ralas las uvas) A buen seguro habría varios pueblos candidatos que les gustaría tenerlo, empezando por cualquiera de los dos Santibáñez. ¿Por qué no en el nuestro? Posiblemente haya varias bodegas que reúnan los requisitos: de un buen tamaño, sobre todo abajo para que facilite las visitas, fácil acceso, bien conservada (menor coste de restauración, así la mayor inversión ya estaría hecha), bien ubicada... Estoy pensando en una concreta que me parece la ideal, no la he visto pero es tradición que es la mayor del pueblo: la que fue de Matos, frente a la casa de Natalio y bien cerquita de la iglesia, dueño de aquella viña de 17 hectáreas. ¿Encerraría todo el vino en la bodega? ¿Cuántas cubas tenía?Me paro a pensar y habré estado en una docena de ellas a lo sumo. Tiene que haber alguna más que tenga estas condiciones ideales. Se necesitaría un empujoncito inicial. Un generoso mecenas que la done, ceda o permita visitarla. No importa la cesión o no de la propiedad, bastaría sólo el uso. Si es posible todo el año, si no sólo durante el verano. Podría haber fórmulas mixtas y la persona encargada de ella vender productos típicos, o hasta vinos y tapas ¿qué sé yo? Lo ideal el apoyo de la Diputación y de la Junta, económico y con algo de material didáctico. Este último valdría dos reales, lo difícil sería conseguir una subvención o pequeño sueldo para la persona encargada de las visitas. Si surgiese de la iniciativa privada mejor, no podemos fiarnos de la política y en Zamora tan abandonada secularmente menos.
Me suena que hay una ruta turística de las bodegas, pero ignoro si hay algo así. En Pucela sí que los políticos lo han hecho en el castillo de Peñafiel. (Debe ser majestuoso, he estado dos veces pero antes de su uso como museo, hace años y ya entonces no había en la zona ni una cepa). Nuestra tierra no precisa algo tan grandioso, pero sería mucho más auténtico: ¿qué mejor museo del vino que una bodega? Se programarían visitas escolares: se mostrarían las talegas y talegones, los mañizos tan sabiamente atados con los propios sarmientos, se hablaría del "tenao" (donde se sostenían y conservaban junto al resto de la leña), del orujo y el aguardentero (se mostraría un alambique), el lagar, la viga y la prensa, los oficios asociados (poda, injerto, vendimia), los artesanos que hacían las cubas (tendrían que montarlas dentro por no caber por el callejón), de la palanca para prensarlas y del torno con el que las cuadrillas de artesanos, todavía a principios del s XX, extraían la tierra y la depositaban arriba de forma que escurriese el agua, de cómo las hacían...
Por seguir la bonita alegoría de Emilio sólo resta deciros que espero no bajarme de ese tren, metáfora de la vida, sin verlo hecho realidad. Y tengo la esperanza de que sea en mi pueblo. Ojalá. El fito.