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QUIRUELAS DE VIDRIALES: ¡Qué estampa! Este arco de piedra, tan humilde, y apuntando...

¡Qué estampa! Este arco de piedra, tan humilde, y apuntando hacia el infierno de la madre tierra, frente al gran arco de la iglesia. Los pecados, por los que merece la pena condenarse; y la virtud, por la que no vale la pena vivir...La cultura de la bodega que hermanaba a todas las edades y condiciones. Mozos, a veces niños, casados, solterones, y LOS VIEJOS, aquellos de la gorra-"los que hemos subido a España, que si no llega a ser por nosotros..."-, los auténticos protagonistas. Ahora tan alejados de los jóvenes, con los que nada parecen compartir (ya ni siquiera "la mili"), éstos son radicalmente distintos porque la vida también lo es. Los jovenes de hoy participan poco o casi nada de aquel pasado que no entienden ("qué me va a enseñar a mí ese viejo). Sin embargo hasta no ha mucho, generaciones pasadas mostrarían a las sucesivas los secretos de la uva y el vino hasta "encerrarlo" ahí, que además servía de despensa y trastero: patatas, talegones etc. La BODEGA ES NOSTALGIA, ya decadente como el tango, y ha pasado por su esplendor, en desventaja frente a la nevera y la comodidad de la casa. Entonces la B era más machista y las mujeres iban rara vez, algo se ha ganado; pero en realidad nunca estaban ausentes, al contrario el centro de nuestra fantasía.Con la comida, el vino y al calor de los MAñIZOS... -cuanto más viejo soy, más caliente me pongo-, sus luces y sombras, iban brotando aquellos chistes, cuentos, historias...y hasta canciones y bailes: aquella memorable noche mágica en que actuaron a dúo el señor Demetrio Pavero y Kiko Marusa. -"Para comer(y beber)hasta reventar; ahora, para trabajar los hombres no vamos a ser de hierro"- Más tarde aunque ya se lo hubiese prohibido el médico, a veces hacían un exceso. Qué duro se les haría no ya no probar el vino-"sólo un vasito en las comidas-, sino no poder ir a la B, para que no los tentase el diablo con la jarra tirando de la espita. Hasta al viejo más serio he visto tener sus destellos de humor en la B, y había que sujetarse bien para no caerse del banquillo. (Más de una gazapa y liebre grande he visto pillar ahí)Tras la B, la verbena, el baile y la música bajo las estrellas: Tú no te irás, mi amor, aunque lo quieras/ tú no te irás, mi amor, y si te fueras.../ aun yéndote, mi amor, jamás te irías...De todas formas estoy con Manrique: sólo a nuestro parescer, cualquiera tiempo pasado fue mejor. -¡Ay, si juventud supiera...-¡Ay, si vejez pudiera!