LOS
TRENES Y PAVOS PERDIDOS
No sé si nuestros antepasados buscarían y comerían muchas
setas, Emilio, a los más miedosos se les indigestarían. Lo que creo es que todo cuanto de provecho hubiese en el
campo, de una u otra forma, acabaría en la panza, aunque fuese indirectamente. Personalmente sí recuerdo haberlas comido de niño, las de cardo y también las de chopo, las únicas que al menos mi padre cogía con plena confianza. Después de la vendimia, no sólo las
ovejas, también los pavos entraban en
... (ver texto completo)