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MALVA: Tachuela 31...

Tachuela 31

Si buscáis en San Google encontrareis la explicación.

Salud

Otros juegos, las potras.

- ¡Ya mango la liebre!- En una ladera de hierba o tierra, arrastrando un pie de arriba a abajo, tantas veces como fuera necesario hasta dejar marcadas una especie de roderas, que llamábamos “ las potras”, con un bote, una lata o cualquier cacharro que pilláramos cogíamos agua de los charcos la echábamos en la potra, en cuclillas un pie delante y otro detrás, nos deslizábamos cuesta abajo con los brazos en cruz para mantener el equilibrio, era una gozada, salvo cuando perdías el control y te la pegabas, arrastrándote con el culo hasta abajo, donde de tanto echar agua se había preparado una papurrela de barro que cogías una culera buena, a veces los mayores para ayudarte a que la cogieras te ponían a un lado alguna moneda de dos reales o de peseta, incluso alguna vez caramelos o almendras. Al que cogía la culera, lo primero que se le hacía, era reirse de él, pasado el escarnio, con una navaja le raspábamos el barro del pantalón, secándose antes y poder sacudir los retos más tarde, para que no se enterara su madre, que a lo mejor a la postre si se enteraba le calentaba con la zapatilla el culo que traía helado.

DESDE ESTE LADO

Después de rebuscar bien por todos los rincones y vericuetos de la caja, vaciada ya de piedras cofre y pergamino, nadie ve por allí ninguna llave, la cerradura es muy pequeña por lo que la llave no puede ser mucho mayor. Nada que hay que desarmar la caja, tabla a tabla, clavo a clavo, ni rastro de llave. Los clavos nadie sabe donde pararan, las tablas tarde o temprano en alguna lumbre una casa calentarán.
Escapulario, escapulario; la clave tiene que estar en el escapulario, es un pensamiento general. Un escapulario es un pedazo de tela con una abertura por donde se mete la cabeza, y que cuelga sobre el pecho y la espalda. Sirve de distintivo a varias órdenes religiosas. Práctica devota en honor de la Virgen del Carmen, que consiste en rezar siete veces el padrenuestro con el avemaría y el gloriapatri. Recuerdo otros más modernos de materiales plásticos, se colgaban al cuello con una especie de hilo de sedal. Yo nunca los llevé, se veían más bien como cosa de niñas.

En la casa de él de los pájaros esa misma tarde, enterados de los acontecimientos, ya que algunos de ellos habían formado parte del encuentro multitudinario del santuario, la mujer desconocida de Toro con un hijo en el Ferral, les dice a sus socios que ella cree saber donde está la llave, mira para el chaval andaluz de sariana azul y bicicleta, si, creo que no puede estar en otro lugar, el problema está en analizar si nos interesa cogerla nosotros o que alguien la descubra, ese alguien es referido a alguno del pueblo, que más da. No habían contado con este tropiezo, siempre pensaron que hallado el cofre, hallada la segunda parte de la clave de este rompecabezas, dejaría de ser tropiezo, si la mujer desconocida de Toro con un hijo en el Ferral, estaba en lo cierto.

No muy difícil les hubiera resultado coger la llave del cofre, pero de poco