Asn, una tarde, llegamos tarde a la escuela Manoly, tú y yo, ¡pero muy tarde!. Veníamos de comernos algo ilegal (en cuanto a su adquisición), no recuerdo el qué, de la caseta el morzo. Estábamos las tres al pié de la escalera de la escuela partiéndonos de la risa, buscando una excusa para decirle a dña. Blanca algo que la dejara medio convencida de que no habíamos estado haciendo nada malo. Recuerdo que tú decías: ¡vaya una cipitarra que vamos a coger! Y entre carcajada y carcajada no nos dimos cuenta de que ella estaba arriba de la escalera observándonos impaciente con los brazos cruzados.
Cuando nos dimos cuenta de su presencia enmudecimos. Ella nos preguntó amenazadoramente:
¿Se puede saber de dónde venís a estas horas las tres marías?
A lo que al unísono respondimos, olvidando todas nuestras excusas. ¡De la caseta el morzo!
Para los que no lo saben, os diré que ella era morceña.
Cuando nos dimos cuenta de su presencia enmudecimos. Ella nos preguntó amenazadoramente:
¿Se puede saber de dónde venís a estas horas las tres marías?
A lo que al unísono respondimos, olvidando todas nuestras excusas. ¡De la caseta el morzo!
Para los que no lo saben, os diré que ella era morceña.