Crónicas de una letra minúscula.
53. Cosas de misa
Un poco pesadas se hacían las misas, pero como era obligatorio el ir. No te quedaba otra.
Los bancos estaban ubicados en cuatro grupos, dos pasillos centrales formaban una cruz, y además otros dos pasillos laterales, adelante se ponían las mujeres, y las niñas detrás de estas, en la parte izquierda.
Los hombres ocupaban los bancos de atrás y los niños delante de ellos, pero en la parte derecha, al lado de la entrada.
Y delante de los bancos, al lado del altar estaban los reclinatorios y los hacheros.
La maestra se ponía con las niñas y el maestro hacía lo propio con los niños.
Recuerdo a Don Carlos de pié en el pasillo vigilándonos, y sacudiéndonos algún tortazo que otro cuando nos veía hablar, así que había que estar como en donde estabamos, en misa.
Con lo que no podía Don Carlos era con nuestra imaginación, Había que apañárselas como fuera, la misa duraba casi tres cuartos de hora, se nos hacía eterno.
Yo recuero unas figuras que hay en la parte superior del retablo del altar mayor, a ambos lados de la representación de San Miguel Arcángel pisando a Lucifer, y amenazándolo con la espada, para echarlo del cielo a los abismos del infierno, estas figuras en forma cuadrada o de prisma con adorno en espiral formando un circulo a un lado, para mí semejaban, a dos camiones en contra posición, con su caja de carga y las ruedas de adelante, pero le faltaban las de atrás.
A medida que nos íbamos haciendo mayores, y ya no ibamos a la escuela, a parte de ir cada vez menos a misa, cuando lo hacíamos, nos poníamos atrás del todo, en los últimos bancos pegados a la pared, junto a la puerta de subida a la torre.
A mi hermana Maribel, cuando era muy pequeña, un día la llevó mi Tía Ignacia a misa, y la puso en otro reclinatorio al lado del suyo, como era pequeña y se aburría, comenzó a mover el reclinatorio adelante y hacia atrás, entre el baile que traía y el consabido chirrido del reclinatorio, Don Teótimo, la miraba y la miraba, fijamente, hasta que no pudo más, y le dijo:
-Maribel, Maribelón, o dejas de mover el reclinatorio o bajo y te doy un coscorrón.
Don Teótimo debía de ser un caso, se ponía en la puerta, antes de misa, y no dejaba pasar a las mujeres sin medias, en manga corta o sin velo.
Y mi hermana Concha, también muy pequeña, le pregunta un día a mi madre en misa señalando a Cristo crucificado:
- ¿Por que ese señor se está mirando el culo?
Don Constantino, otro cura que hubo anteriormente, dando la comunión, en la ermita, les dijo a las parroquianas:
- ¿Venís como cagajones por el río? (Perdón, por repetirlo veinte veces).
Otro día la señora Pura “La Veta”, con perdón, estaba en misa con su hija, a ésta le entran ganas de hacer aguas mayores, la saca de la iglesia, y al poco en uno de los silencios que hay en la misa se oye en toda la iglesia:
Caga hija, caga reina, caga gloria, caga cielo.
La risotada en la iglesia fue mayúscula.
Y final
- La bendición de..............., podéis ir en paz.
- Cuanto antes mejor.
Amén.
Salud.
53. Cosas de misa
Un poco pesadas se hacían las misas, pero como era obligatorio el ir. No te quedaba otra.
Los bancos estaban ubicados en cuatro grupos, dos pasillos centrales formaban una cruz, y además otros dos pasillos laterales, adelante se ponían las mujeres, y las niñas detrás de estas, en la parte izquierda.
Los hombres ocupaban los bancos de atrás y los niños delante de ellos, pero en la parte derecha, al lado de la entrada.
Y delante de los bancos, al lado del altar estaban los reclinatorios y los hacheros.
La maestra se ponía con las niñas y el maestro hacía lo propio con los niños.
Recuerdo a Don Carlos de pié en el pasillo vigilándonos, y sacudiéndonos algún tortazo que otro cuando nos veía hablar, así que había que estar como en donde estabamos, en misa.
Con lo que no podía Don Carlos era con nuestra imaginación, Había que apañárselas como fuera, la misa duraba casi tres cuartos de hora, se nos hacía eterno.
Yo recuero unas figuras que hay en la parte superior del retablo del altar mayor, a ambos lados de la representación de San Miguel Arcángel pisando a Lucifer, y amenazándolo con la espada, para echarlo del cielo a los abismos del infierno, estas figuras en forma cuadrada o de prisma con adorno en espiral formando un circulo a un lado, para mí semejaban, a dos camiones en contra posición, con su caja de carga y las ruedas de adelante, pero le faltaban las de atrás.
A medida que nos íbamos haciendo mayores, y ya no ibamos a la escuela, a parte de ir cada vez menos a misa, cuando lo hacíamos, nos poníamos atrás del todo, en los últimos bancos pegados a la pared, junto a la puerta de subida a la torre.
A mi hermana Maribel, cuando era muy pequeña, un día la llevó mi Tía Ignacia a misa, y la puso en otro reclinatorio al lado del suyo, como era pequeña y se aburría, comenzó a mover el reclinatorio adelante y hacia atrás, entre el baile que traía y el consabido chirrido del reclinatorio, Don Teótimo, la miraba y la miraba, fijamente, hasta que no pudo más, y le dijo:
-Maribel, Maribelón, o dejas de mover el reclinatorio o bajo y te doy un coscorrón.
Don Teótimo debía de ser un caso, se ponía en la puerta, antes de misa, y no dejaba pasar a las mujeres sin medias, en manga corta o sin velo.
Y mi hermana Concha, también muy pequeña, le pregunta un día a mi madre en misa señalando a Cristo crucificado:
- ¿Por que ese señor se está mirando el culo?
Don Constantino, otro cura que hubo anteriormente, dando la comunión, en la ermita, les dijo a las parroquianas:
- ¿Venís como cagajones por el río? (Perdón, por repetirlo veinte veces).
Otro día la señora Pura “La Veta”, con perdón, estaba en misa con su hija, a ésta le entran ganas de hacer aguas mayores, la saca de la iglesia, y al poco en uno de los silencios que hay en la misa se oye en toda la iglesia:
Caga hija, caga reina, caga gloria, caga cielo.
La risotada en la iglesia fue mayúscula.
Y final
- La bendición de..............., podéis ir en paz.
- Cuanto antes mejor.
Amén.
Salud.