Compramos energía a futuro

MALVA: A la hora de pagar, echaba mano de un lapicero que...

A la hora de pagar, echaba mano de un lapicero que había estado viajando toda la tarde encima de su oreja y te hacía la cuenta en algún hueco, sin pintar, de la barra de madera. Solo entonces servía, a los amigos, una ronda siempre y cuando fuera de vino porque si era de cerveza, había que ir a buscarla a la cámara, como siempre. En cada ronda de vino que invitaba, encontraba una disculpa para pegarse un lingotazo de aguardiente que no lo saltaba un gitano. Cuando cerraba el bar, subía todas las noches al bar Ecuador, a trasnochar con los amigos, poniendo mucho cuidado en invitar a todos las cuadrillas de conocidos que encontraba en los bares del camino.