Por terminar con las andanzas salmantinas, no quería dejar de mencionar aquellos locales tan famosos, por donde solíamos movernos. Además de “El conejito”, “La barracha” y “El paniagua”, estaban “El bolero”, donde daban una absenta del demonio y “El water”, donde servían los cubatas en tarros de escobillas y los asientos eran auténticas tazas. Al lado de éste, estaba la discoteca “Sargento Pepper’s”, que era un antro sucio y oscuro, con unos asientos corridos de cemento a modo de graderío.