A petición de un oyente, de nuevo voy a repetir otra crónica.
Crónicas de una letra minúscula (Repetida)
34. Poli entre quesos y alitas
Parte I
Andaba Poli el hermano de Pon por tierras de Aranda de Duero, tenía entonces la venta ambulante como modus vivendi. Venta ambulante de productos perecederos, con un furgoneto, climatizado con refrigerador incluido, algunos productos eran congelados, pescados, algo de marisco pero poco, algunas carnes, pollos y otros productos sin congelar como quesos, chorizos, salchichones y demás charcuterías.
Sucedió un día, que embelesado de la venta y el chalaneo con las parientas del pueblo donde se hallaba, un can se acercó a la oleta del furgón, vamos que no se acercó por veleidades místicas ni tertulianas, sí no que más bien en busca de algún “descuido” que aprovechar, y tener suerte de pillar algo que llevar a la boca.
Y así fue como en el primer intento fue a dar con el “descuido” esperado, y se llevó de un bocado, un redondo queso aun no pesado, saliendo con él disparado.
Poli que se da cuenta del desfalco. Aparta a las parroquianas, y a la voz de “CHUCHO, CHUCHO”, y tomando una piedra en mano que le lanza al can, corriendo detrás de él, no viene al caso si le da o no le da, pero el perro, el queso soltó. Y Poli lo recuperó, un poco mellado, poniéndolo a buen recaudo en el furgón.
Ya en el pueblo siguiente una paisana le pidió un queso, a la que Poli respondió:
Mira, a ver si te interesa este, que lo pillé hace una miaja con la puerta del furgón y está un poco desmerecido. Te hago un 20 por % de descuento si te hace.
N. T.
(Precio del queso a estrenar 500 pesetas.
Si el 100% de 500 pts. son 500 pts., el 20% de descuento de 540 pts. son también 500 pts.
Total que, precio del queso mellado y rebajado 500 pts.).
Parte II
Otro día, cuando ya creía haber terminado sus ventas en un pueblo y procedía dirigirse a otro, a continuar con el mercadeo, le sale al paso una mujer pizpireta corriendo, que al detener Poli el furgón, la mujerica creyó ver a Dios, creía que no lo alcanzaba y se quedaba sin poder hacer su compra.
Baja del furgón Poli, y le pregunta. ¿Que le ponemos hoy “seña María”?
Hay majo, anda, creía que ya no te cogía. - ¡Dame una alita de pollo congelada!
- Le dice Poli. – ¿Qué, hoy tenemos invitados?
Salud
Y dale RITMO Chiguito.
(Como veis, me las podeis pedir por el Nº)
Crónicas de una letra minúscula (Repetida)
34. Poli entre quesos y alitas
Parte I
Andaba Poli el hermano de Pon por tierras de Aranda de Duero, tenía entonces la venta ambulante como modus vivendi. Venta ambulante de productos perecederos, con un furgoneto, climatizado con refrigerador incluido, algunos productos eran congelados, pescados, algo de marisco pero poco, algunas carnes, pollos y otros productos sin congelar como quesos, chorizos, salchichones y demás charcuterías.
Sucedió un día, que embelesado de la venta y el chalaneo con las parientas del pueblo donde se hallaba, un can se acercó a la oleta del furgón, vamos que no se acercó por veleidades místicas ni tertulianas, sí no que más bien en busca de algún “descuido” que aprovechar, y tener suerte de pillar algo que llevar a la boca.
Y así fue como en el primer intento fue a dar con el “descuido” esperado, y se llevó de un bocado, un redondo queso aun no pesado, saliendo con él disparado.
Poli que se da cuenta del desfalco. Aparta a las parroquianas, y a la voz de “CHUCHO, CHUCHO”, y tomando una piedra en mano que le lanza al can, corriendo detrás de él, no viene al caso si le da o no le da, pero el perro, el queso soltó. Y Poli lo recuperó, un poco mellado, poniéndolo a buen recaudo en el furgón.
Ya en el pueblo siguiente una paisana le pidió un queso, a la que Poli respondió:
Mira, a ver si te interesa este, que lo pillé hace una miaja con la puerta del furgón y está un poco desmerecido. Te hago un 20 por % de descuento si te hace.
N. T.
(Precio del queso a estrenar 500 pesetas.
Si el 100% de 500 pts. son 500 pts., el 20% de descuento de 540 pts. son también 500 pts.
Total que, precio del queso mellado y rebajado 500 pts.).
Parte II
Otro día, cuando ya creía haber terminado sus ventas en un pueblo y procedía dirigirse a otro, a continuar con el mercadeo, le sale al paso una mujer pizpireta corriendo, que al detener Poli el furgón, la mujerica creyó ver a Dios, creía que no lo alcanzaba y se quedaba sin poder hacer su compra.
Baja del furgón Poli, y le pregunta. ¿Que le ponemos hoy “seña María”?
Hay majo, anda, creía que ya no te cogía. - ¡Dame una alita de pollo congelada!
- Le dice Poli. – ¿Qué, hoy tenemos invitados?
Salud
Y dale RITMO Chiguito.
(Como veis, me las podeis pedir por el Nº)