Tachuela 14
El concepto de basura, no existía en la mayoría de las casas, la que más y la que menos, tenía un muladar, o simplemente el estiércol, dentro del corral, era donde se echaban los excrementos de los animales, mulas, burros, cerdos, gallinas, conejos, etc. Éstos, periódicamente se sacaban, en los carros o remolques, usándolos de abono en las tierras de labranza. No se usaban bolsas de basura, a la basura la llamábamos, las sobras.
- Niño vete a tirar las sobras al estiércol (o al mudadal)
Los que no tenían sitio en su corral, lo solían tener a las afueras del pueblo.
Y que pasaba, con los que no tenían medios para sacar el estiércol, pues tenían que ser ayudados por los que si los tenían, bien por mera amistad, pago en estiércol, o metálico. A Manolito el de Humi, se lo sacaba normalmente, Creste. Un día por la tarde, iba, Creste al bar, arreglado, se encontró con Manolito, y éste le dice:
- Iba a tu casa, a pescudar si le metíamos mano al estiércol.
- Déjame en paz, de estiércoles, que hoy no tengo ganas, ya lo sacaremos, la semana que viene, o un día de entre semana- Le contesta Creste.
- No, si a ti, no te lo iba a decir, se lo iba a decir a Emérita, bueno, bueno, hasta luego- Continua el camino, llegando a casa de Emérita, le cuenta lo del estiercol.
A los cinco minutos, ya está Emérita, llamando a la ventana de la Pacheca.
- Dile a Creste que se asome o salga un momento.
A los diez minutos, Creste, con el tractor y el remolque camino de casa Manolito.
Para los pequeños, los muladares de los bares, eran un bien muy preciado, el del Bar el Pato estaba en la capilla, el del salón de Angélico, si se puede decir que estaba, puesto que no tenía, tiraba las sobras y barreduras al rebanzón, que había, enfrente de los pasones de la entrada al salón de baile, repito era un bien muy preciado, por que allí cogíamos los platillos de las botellas que se despachaban en el bar, botellas de cervezas y refrescos en general, rara vez, pero que muy rara vez, podías encontrar alguna perra o como mucho alguna peseta. Los platillos o chapetes, los usábamos para todo tipo de juegos, incluso los coleccionábamos. Recuerdo cuando Bigotes hizo una cortina antimoscas con ellos, doblándolos con un alicate uno a uno, los iba pillando a unas cuerdas, fue el furor de las cortinas, muchas casas le siguieron el ejemplo.
La semana santa
- ¿Y del chocolate del viernes santo ¿qué me dices?
- Que va de primero con unas sopas de ajo, falta decidir el segundo y el postre.
- ¿Pero no dice PON que van las chichas delante?. He hablado con el cuco, y viene este viernes. Creo que este año no se queda a coger del Matías del Río de las diez de la mañana.
- ¡Ya doblaaaa!
- No corras la voz que alguno.......
Continuará.
Salud
El concepto de basura, no existía en la mayoría de las casas, la que más y la que menos, tenía un muladar, o simplemente el estiércol, dentro del corral, era donde se echaban los excrementos de los animales, mulas, burros, cerdos, gallinas, conejos, etc. Éstos, periódicamente se sacaban, en los carros o remolques, usándolos de abono en las tierras de labranza. No se usaban bolsas de basura, a la basura la llamábamos, las sobras.
- Niño vete a tirar las sobras al estiércol (o al mudadal)
Los que no tenían sitio en su corral, lo solían tener a las afueras del pueblo.
Y que pasaba, con los que no tenían medios para sacar el estiércol, pues tenían que ser ayudados por los que si los tenían, bien por mera amistad, pago en estiércol, o metálico. A Manolito el de Humi, se lo sacaba normalmente, Creste. Un día por la tarde, iba, Creste al bar, arreglado, se encontró con Manolito, y éste le dice:
- Iba a tu casa, a pescudar si le metíamos mano al estiércol.
- Déjame en paz, de estiércoles, que hoy no tengo ganas, ya lo sacaremos, la semana que viene, o un día de entre semana- Le contesta Creste.
- No, si a ti, no te lo iba a decir, se lo iba a decir a Emérita, bueno, bueno, hasta luego- Continua el camino, llegando a casa de Emérita, le cuenta lo del estiercol.
A los cinco minutos, ya está Emérita, llamando a la ventana de la Pacheca.
- Dile a Creste que se asome o salga un momento.
A los diez minutos, Creste, con el tractor y el remolque camino de casa Manolito.
Para los pequeños, los muladares de los bares, eran un bien muy preciado, el del Bar el Pato estaba en la capilla, el del salón de Angélico, si se puede decir que estaba, puesto que no tenía, tiraba las sobras y barreduras al rebanzón, que había, enfrente de los pasones de la entrada al salón de baile, repito era un bien muy preciado, por que allí cogíamos los platillos de las botellas que se despachaban en el bar, botellas de cervezas y refrescos en general, rara vez, pero que muy rara vez, podías encontrar alguna perra o como mucho alguna peseta. Los platillos o chapetes, los usábamos para todo tipo de juegos, incluso los coleccionábamos. Recuerdo cuando Bigotes hizo una cortina antimoscas con ellos, doblándolos con un alicate uno a uno, los iba pillando a unas cuerdas, fue el furor de las cortinas, muchas casas le siguieron el ejemplo.
La semana santa
- ¿Y del chocolate del viernes santo ¿qué me dices?
- Que va de primero con unas sopas de ajo, falta decidir el segundo y el postre.
- ¿Pero no dice PON que van las chichas delante?. He hablado con el cuco, y viene este viernes. Creo que este año no se queda a coger del Matías del Río de las diez de la mañana.
- ¡Ya doblaaaa!
- No corras la voz que alguno.......
Continuará.
Salud