Tachuela 6
La capilla, llamada así a las ruinas y alrededores de la Iglesia de San Juan, principios de siglo XVII, de la que se conserva la parte principal del crucero, con un gran arco de medio punto y un tramo en mampostería de piedra caliza, de la torre campanario. Lugar de juego para niños y mayores, se ha utilizado toda la vida, una de las paredes de frontón para el juego de pelota a mano, fútbol, al bote, al juego de las mecas, con Masero campeón del mundo en la modalidad de recogida cuando venía el lobo (las mecas eran pequeñas piedras calizas, blancas el perro un asa de un puchero), como también se hacían las hogueras el día de San Juan.
La Ermita-santuario de la Virgen del Tobar, ubicado en el promontorio a unos 500 metros de las primeras casas del pueblo, buena panorámica, lugar de paseo, reunión y buenas charlas, tres de las paredes disponen de un prominente zócalo, usado para sentarse la gente, bien al sol o a la sombra, según pida el cuerpo.
El Pozo Bueno, de principios del siglo XIX, sirvió para abastecer de agua al pueblo de Malva y a su ganadería, para la que tenía un gran pilón de tres cuerpos, todos los días se rellenaba el pilón, por las tardes, hasta que rebosaba el agua calle abajo. Otros dos pozos hay en las eras, de ladrillo macizo y cúpula, con una puerta de protección. Por entendido queda que en aquellas épocas cada casa tenía su propio pozo.
Las tres fuentes, más la cuarta que hizo el Rojo en la Cruz, de las que hablaremos en otro momento.
Las alcantarillas situadas a las afueras en la carretera de Toro a Castronuevo, otro lugar junto con la fuente y su pradera de ocio, paseos, juegos y tertulias.
Palomares, los hay de varios tipos arquitectónicos como más adelante veremos en la novela.
Casetas de era, son de barro y adobe, lodadas las paredes, servían para guardar los aperos de labranza, sobre todo los de trillar. La mejor conservada actualmente es la de Jerónimo el de Tirso, aunque hace unos años, lo vi, vendiéndole a un chatarrero, los aperos que le quedaban entre ellos el motor campeón de la maquina de limpiar, viendas, palas y tornaderas de madera y otras cosas más, que pena no enterarme antes, se los hubiera pagado mejor.
También había tres antiguos transformadores de la luz, construidos a principios de 1950, hoy se conserva en perfecto estado el que servía para abastecer......
La capilla, llamada así a las ruinas y alrededores de la Iglesia de San Juan, principios de siglo XVII, de la que se conserva la parte principal del crucero, con un gran arco de medio punto y un tramo en mampostería de piedra caliza, de la torre campanario. Lugar de juego para niños y mayores, se ha utilizado toda la vida, una de las paredes de frontón para el juego de pelota a mano, fútbol, al bote, al juego de las mecas, con Masero campeón del mundo en la modalidad de recogida cuando venía el lobo (las mecas eran pequeñas piedras calizas, blancas el perro un asa de un puchero), como también se hacían las hogueras el día de San Juan.
La Ermita-santuario de la Virgen del Tobar, ubicado en el promontorio a unos 500 metros de las primeras casas del pueblo, buena panorámica, lugar de paseo, reunión y buenas charlas, tres de las paredes disponen de un prominente zócalo, usado para sentarse la gente, bien al sol o a la sombra, según pida el cuerpo.
El Pozo Bueno, de principios del siglo XIX, sirvió para abastecer de agua al pueblo de Malva y a su ganadería, para la que tenía un gran pilón de tres cuerpos, todos los días se rellenaba el pilón, por las tardes, hasta que rebosaba el agua calle abajo. Otros dos pozos hay en las eras, de ladrillo macizo y cúpula, con una puerta de protección. Por entendido queda que en aquellas épocas cada casa tenía su propio pozo.
Las tres fuentes, más la cuarta que hizo el Rojo en la Cruz, de las que hablaremos en otro momento.
Las alcantarillas situadas a las afueras en la carretera de Toro a Castronuevo, otro lugar junto con la fuente y su pradera de ocio, paseos, juegos y tertulias.
Palomares, los hay de varios tipos arquitectónicos como más adelante veremos en la novela.
Casetas de era, son de barro y adobe, lodadas las paredes, servían para guardar los aperos de labranza, sobre todo los de trillar. La mejor conservada actualmente es la de Jerónimo el de Tirso, aunque hace unos años, lo vi, vendiéndole a un chatarrero, los aperos que le quedaban entre ellos el motor campeón de la maquina de limpiar, viendas, palas y tornaderas de madera y otras cosas más, que pena no enterarme antes, se los hubiera pagado mejor.
También había tres antiguos transformadores de la luz, construidos a principios de 1950, hoy se conserva en perfecto estado el que servía para abastecer......
Muy interesante, JMG, lo de tachuela, sigue, sigue