Tachuela 7
También había tres antiguos transformadores de la luz, construidos a principios de 1950, hoy se conserva en perfecto estado el que servía para abastecer de energía al molino.
El barrero, barrio al lado de las peñas, zona de donde se extraía la greda para la fabricación de ladrillos y tejas, zona de juego y donde se bajaban las mejores potras.
En las laderas, rebanzones y todo tipo de inclinaciones del terreno, hacíamos una especie de rodera o canalillo del ancho del pie, le echábamos agua, que cogíamos con cualquier bote de un charco, y nos deslizábamos, un pié delante y otro detrás, en cuclillas con los brazos estirados en cruz, para guardar el equilibrio, no faltaba el mayor, que llegaba, poniéndonos alguna moneda menor, a medio metro para que la intentáramos coger, si de paso perdíamos el equilibrio, cogiendo una culera en el barro, una liebre la llamábamos. Y risión para los demás. Para que no se notara tanto y se secara antes, nos rallábamos el barro con una navaja. Frío no pasabas por el miedo a que te calentaran cuando llegaras a casa.
El tejar estaba situado a la salida del pueblo por el camino de Pobladura de Valderaduey, a la derecha.
Las escuelas, al lado del concejo, un solo edificio de dos plantas rectangular, con capacidad para más de 80 niños y niñas en 1950. Cuatro aulas, niñas, niños, mayores y pequeños, una vivienda para los maestros y un huerto, jardín. En la actualidad alberga el centro de salud e instalaciones municipales y una “okupa”, Maruja.
Los bares y el salón de Angélico.
Recuerdo vagamente la taberba de la señora Fermina, estaba donde hizo el molino Tomas el panadero, nos vendía las pipas y los cacahuetes, los medía con un recipiente hecho de cuerno de toro, otra cosa que comprábamos eran unas cucharillas de plástico cubiertas de caramelo blanco, el vino para los mayores era a granel, en jarras de barro.
Los tres bares de la niñez fueron:
El Bar Bigotes, de Demetrio, el primero lo tuvo en la casa de Florian, al principio la barra estaba, según se entraba de frente, después reformó, poniendo la barra a la izquierda, la especialidad, las sardinas rebozadas, los cangrejos de río y los cueros, Bigotes era un hombre muy curioso, adelantado a su época como la Citroen, se puede decir que iba perro y medio por delante, esta expresión del perro, nos la contó Manolito el de Humi, viene a decir, que si se le tiraban una piedra a un perro corriendo, tenías que apuntar por delante del perro, para compensar la velocidad de este. Hacía trabajos de albañil, electricista, y otros; un día estaba retejando la cochera del corral de mi casa, yo era muy pequeño y desde el suelo estaba mirando, de repente, dice desde el tejado, anda si hay un caramelo aquí, me lo tiró, al poco rato, otro que apareció y otro que me tiró, así hasta cuatro o cinco, no se si me lo creí o no, pero en adelante, cuando venían los albañiles a arreglar algo, estaba deseando que se subieran al tejado de la cochera a retejar.
Recuerdo que trajo unos conejos gigantes.......
Continuará.
Salud.
También había tres antiguos transformadores de la luz, construidos a principios de 1950, hoy se conserva en perfecto estado el que servía para abastecer de energía al molino.
El barrero, barrio al lado de las peñas, zona de donde se extraía la greda para la fabricación de ladrillos y tejas, zona de juego y donde se bajaban las mejores potras.
En las laderas, rebanzones y todo tipo de inclinaciones del terreno, hacíamos una especie de rodera o canalillo del ancho del pie, le echábamos agua, que cogíamos con cualquier bote de un charco, y nos deslizábamos, un pié delante y otro detrás, en cuclillas con los brazos estirados en cruz, para guardar el equilibrio, no faltaba el mayor, que llegaba, poniéndonos alguna moneda menor, a medio metro para que la intentáramos coger, si de paso perdíamos el equilibrio, cogiendo una culera en el barro, una liebre la llamábamos. Y risión para los demás. Para que no se notara tanto y se secara antes, nos rallábamos el barro con una navaja. Frío no pasabas por el miedo a que te calentaran cuando llegaras a casa.
El tejar estaba situado a la salida del pueblo por el camino de Pobladura de Valderaduey, a la derecha.
Las escuelas, al lado del concejo, un solo edificio de dos plantas rectangular, con capacidad para más de 80 niños y niñas en 1950. Cuatro aulas, niñas, niños, mayores y pequeños, una vivienda para los maestros y un huerto, jardín. En la actualidad alberga el centro de salud e instalaciones municipales y una “okupa”, Maruja.
Los bares y el salón de Angélico.
Recuerdo vagamente la taberba de la señora Fermina, estaba donde hizo el molino Tomas el panadero, nos vendía las pipas y los cacahuetes, los medía con un recipiente hecho de cuerno de toro, otra cosa que comprábamos eran unas cucharillas de plástico cubiertas de caramelo blanco, el vino para los mayores era a granel, en jarras de barro.
Los tres bares de la niñez fueron:
El Bar Bigotes, de Demetrio, el primero lo tuvo en la casa de Florian, al principio la barra estaba, según se entraba de frente, después reformó, poniendo la barra a la izquierda, la especialidad, las sardinas rebozadas, los cangrejos de río y los cueros, Bigotes era un hombre muy curioso, adelantado a su época como la Citroen, se puede decir que iba perro y medio por delante, esta expresión del perro, nos la contó Manolito el de Humi, viene a decir, que si se le tiraban una piedra a un perro corriendo, tenías que apuntar por delante del perro, para compensar la velocidad de este. Hacía trabajos de albañil, electricista, y otros; un día estaba retejando la cochera del corral de mi casa, yo era muy pequeño y desde el suelo estaba mirando, de repente, dice desde el tejado, anda si hay un caramelo aquí, me lo tiró, al poco rato, otro que apareció y otro que me tiró, así hasta cuatro o cinco, no se si me lo creí o no, pero en adelante, cuando venían los albañiles a arreglar algo, estaba deseando que se subieran al tejado de la cochera a retejar.
Recuerdo que trajo unos conejos gigantes.......
Continuará.
Salud.