Tachuela 3
- Todo depende del lado desde donde se mire.
- ¿Y sí no miro?
DESDE EL OTRO LADO
Por la cuesta Patinas bajaba envelocinao, el Tabique de Tomasín. Venía delante de un cantazo, del paso que traía, por andar a la oreta de la perra de Julio.
Felisín tiene la parte pa los Mostinales, en la raya Castronuevo, y como le queda mu a trasmano, ha cargado la molienda con alma, pa no echar dos viajes: un zoco pan, una vela chorizo, un par de torresnillos, una naranja y una pera. ¡Ah!, y un escarbadientes. Debe ser pa él y pa la burra... Por lo menos las cascas de la naranja y de la pera, no creo que las perdone la burra.
En las alforjas, tiene siempre a mano la cayada con la que, mas frecuentemente de lo que la burra quisiera, mide las costillas al animal, como premio por vigilarle el almuerzo con tanto celo como ansia.
¡Chacha! Dale una voz a Juliana, que está aquí el Bebo.
¡Naranjas, naranjas clementinas y de wasi!
¿Queréis algo? ¿Queréis algo?
¡Traigo la gloria bendita!
A lo lejos, subiendo Las Raposeras, se aleja un tractor con un remolque de alpacas detrás. Encima de las alpacas, va montado Fede, el Rácano. Lleva los bolsillos del pantalón llenicos de chinas. Es que, el que va guiando el tractor, es su padre y sabe que, tarde o temprano, se dormirá. No habían llegado al Camino Molino, cuando el tractor va de un lado al otro de la carretera, con un riesgo tremendo de salirse, salirse pa la cuneta, trastornar y encima perder los puntos del carné. Las eses que iba haciendo el tractor, casi no dejaban a Fede apuntar bien pa darle un cantazo a su padre y que se hiciera con el tractor. Pero la suerte quiso que, por fin, acertara con una china, le diera en to la cosca y se despertara. El del camión que iba de frente, ya se había llevado las manos a la cabeza, y cerrado los ojos. Hubo que despegarlo del asiento rallándolo con una navaja,
En la plaza, a las nueve de la mañana, el coche línea espera que suban los pasajeros que van a Zamora. Mercedes y Goyo, esperan a que suba, delante de ellos, Mª Jesús, la hermana de Loly. Lleva una minifalda ajustada, con una raja de vértigo que se entreabre al subir los pasones de la escalera, provocando las miradas y los murmullos de admiración de todos los pasajeros que no tenían a su mujer al lado.
En esto que dice Mercedes:
- "Goyo, ¿te has fijado de qué manera, tan babosa, ha mirado tol autobús pa las piernas de Mª Jesús?"
Y dice Goyo, con los ojos fuera de las órbitas:
- “ ¿Qué autobús?”
El viaje a Zamora era para hacer unos recaos y pa que le miraran la vista a Goyo. El hombre se fija mucho y se le cansa la vista, así que va a ver qué le recomienda.
Cuando le llega la vez, el oculista le hace sentar en el taburete y dirigiendo el puntero hacia la primera letra del panel, le pregunta:
- ¿Qué letra es esa?
-La A, dice Goyo.
-Fíjese bien, Goyo. No tenemos prisa, ¿qué letra es?
-Tranquilo, hombre. Dígame qué letra es.
-La A, insiste Goyo.
-Se está usted poniendo nervioso y me está poniendo a mí. ¿Qué letra es esa?
-La A.
Hasta que el oculista se acerca un par de pasos al panel y dice:
- ¡Coño, pues es la A!
(Cuando se escribió esto en el foro no había fallecido nuestro buen amigo Goyo, que en paz descanse)
Hay un ensordecido silencio, el chaval andaluz se alegra, cuando se rompe por una bocina, la multitud que se aglomera en la plazuela, se dispersa diciendo" la pesca, que es la pesca" la primera que sale es Francisca que ya ha endilgado un chicharro con lomos encalcadotes. Siente la necesidad de tomar un refrigerio pues le tiemblan las tabas, de pronto aparece una chica rubia bien fanfarrona y le dice sutilmente:........ continuará.
Salud.
- Todo depende del lado desde donde se mire.
- ¿Y sí no miro?
DESDE EL OTRO LADO
Por la cuesta Patinas bajaba envelocinao, el Tabique de Tomasín. Venía delante de un cantazo, del paso que traía, por andar a la oreta de la perra de Julio.
Felisín tiene la parte pa los Mostinales, en la raya Castronuevo, y como le queda mu a trasmano, ha cargado la molienda con alma, pa no echar dos viajes: un zoco pan, una vela chorizo, un par de torresnillos, una naranja y una pera. ¡Ah!, y un escarbadientes. Debe ser pa él y pa la burra... Por lo menos las cascas de la naranja y de la pera, no creo que las perdone la burra.
En las alforjas, tiene siempre a mano la cayada con la que, mas frecuentemente de lo que la burra quisiera, mide las costillas al animal, como premio por vigilarle el almuerzo con tanto celo como ansia.
¡Chacha! Dale una voz a Juliana, que está aquí el Bebo.
¡Naranjas, naranjas clementinas y de wasi!
¿Queréis algo? ¿Queréis algo?
¡Traigo la gloria bendita!
A lo lejos, subiendo Las Raposeras, se aleja un tractor con un remolque de alpacas detrás. Encima de las alpacas, va montado Fede, el Rácano. Lleva los bolsillos del pantalón llenicos de chinas. Es que, el que va guiando el tractor, es su padre y sabe que, tarde o temprano, se dormirá. No habían llegado al Camino Molino, cuando el tractor va de un lado al otro de la carretera, con un riesgo tremendo de salirse, salirse pa la cuneta, trastornar y encima perder los puntos del carné. Las eses que iba haciendo el tractor, casi no dejaban a Fede apuntar bien pa darle un cantazo a su padre y que se hiciera con el tractor. Pero la suerte quiso que, por fin, acertara con una china, le diera en to la cosca y se despertara. El del camión que iba de frente, ya se había llevado las manos a la cabeza, y cerrado los ojos. Hubo que despegarlo del asiento rallándolo con una navaja,
En la plaza, a las nueve de la mañana, el coche línea espera que suban los pasajeros que van a Zamora. Mercedes y Goyo, esperan a que suba, delante de ellos, Mª Jesús, la hermana de Loly. Lleva una minifalda ajustada, con una raja de vértigo que se entreabre al subir los pasones de la escalera, provocando las miradas y los murmullos de admiración de todos los pasajeros que no tenían a su mujer al lado.
En esto que dice Mercedes:
- "Goyo, ¿te has fijado de qué manera, tan babosa, ha mirado tol autobús pa las piernas de Mª Jesús?"
Y dice Goyo, con los ojos fuera de las órbitas:
- “ ¿Qué autobús?”
El viaje a Zamora era para hacer unos recaos y pa que le miraran la vista a Goyo. El hombre se fija mucho y se le cansa la vista, así que va a ver qué le recomienda.
Cuando le llega la vez, el oculista le hace sentar en el taburete y dirigiendo el puntero hacia la primera letra del panel, le pregunta:
- ¿Qué letra es esa?
-La A, dice Goyo.
-Fíjese bien, Goyo. No tenemos prisa, ¿qué letra es?
-Tranquilo, hombre. Dígame qué letra es.
-La A, insiste Goyo.
-Se está usted poniendo nervioso y me está poniendo a mí. ¿Qué letra es esa?
-La A.
Hasta que el oculista se acerca un par de pasos al panel y dice:
- ¡Coño, pues es la A!
(Cuando se escribió esto en el foro no había fallecido nuestro buen amigo Goyo, que en paz descanse)
Hay un ensordecido silencio, el chaval andaluz se alegra, cuando se rompe por una bocina, la multitud que se aglomera en la plazuela, se dispersa diciendo" la pesca, que es la pesca" la primera que sale es Francisca que ya ha endilgado un chicharro con lomos encalcadotes. Siente la necesidad de tomar un refrigerio pues le tiemblan las tabas, de pronto aparece una chica rubia bien fanfarrona y le dice sutilmente:........ continuará.
Salud.