La más llamativa era la del señor Evencio, creo que más por ser de quién era, que por ser la mayor y con forma rectangular, como las piscinas de verdad. Otra que nos gustaba mucho, era la del señor Nicolás, que también era rectangular, lo que pasa es que siempre estaba muy concurrida, por ser una familia tan grande. Tanto una como otra, solían estar bastante vigiladas, porque regaban las mejores huertas de aquel entonces. Cuando llegó la fiebre del regadío, el Vasco, hizo una buchina de categoría, pero sólo se podía entrar por rigurosa invitación de Chelito.
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